Valientes mujeres que luchan por el respeto de los derechos humanos, la naturaleza y la vida intercambian experiencias

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Foto: CESPAD

Por: CESPAD

A pesar de la distancia, 45 mujeres de distintos rincones del país acudieron a la convocatoria. Y fue así que, campesinas del Bajo Aguán, mujeres Pech de Trujillo, Maya-Chortí de Copán, y lideresas de El Progreso, encontraron el espacio para intercambiar experiencias, analizar sus realidades y trazar una ruta a favor de la defensa de los derechos humanos, la naturaleza y la vida en sus comunidades.

La cita fue en el municipio de El Florido, en el departamento de Copán. Allí se llevó a cabo el Encuentro de Mujeres Maya-Chortí, con el objetivo de reunir a lideresas y defensoras de diferentes comunidades campesinas e indígenas del país, para compartir vivencias y reconocerse como defensoras en un ambiente constante de criminalización, persecución y amenaza a sus vidas.

Diversos conflictos, realidades similares

El encuentro comenzó con un punto muy importante: la socialización y comprensión de los diferentes conflictos que estas mujeres enfrentan en sus comunidades.

Las mujeres Maya Chortí

Radicadas en el departamento de Copán, occidente de Honduras, las mujeres Chortí rememoraron la época en la que tenían acceso a tierras para cultivo, pero cuando arreció en el país la narcoactividad y el violento control territorial, se convirtieron en víctimas de la expropiación, persecución, hostigamientos y asesinatos.

Estas acciones han resultado en el desplazamiento interno y externo de las y los miembros de sus comunidades.

Las mujeres Pech

Mientras, las mujeres Pech, del departamento de Colón, narraron y describieron cómo los proyectos extractivos (mineras) operando en estas comunidades, han destruido el medio ambiente y han ocasionado un nivel importante de conflictividad que antes no vivían.

Estas mujeres analizaron cómo sus plantaciones han disminuido por la contaminación en los ríos, una situación que incrementa su vulnerabilidad debido a que se reducen sus ingresos y se reduce la calidad de la alimentación.

Además del deterioro de los bienes comunes de la naturaleza en las comunidades de Trujillo, también de Colón, estas mujeres sufren por el poco acceso a la educación básica y la falta de un sistema de salud primario, factores que a largo plazo perpetúan su situación de vulnerabilidad y de discriminación social.

Las mujeres de El Progreso

Las mujeres que llegaron desde El Progreso, departamento de Yoro, compartieron sus experiencias desde lo urbano. Para ellas, la permanencia de un alcalde que consideran ineficiente e incapaz, la constante violencia por parte de las maras y pandillas, los altos costos de la energía y de los combustibles, son causantes de una conflictividad que usualmente culmina en la migración de los residentes hacia el exterior del país.

Una vez entendidas las problemáticas individuales, en el encuentro de Mujeres Maya-Chortí se analizó, a pesar de los diferentes contextos, las similitudes del diario vivir de las mujeres, sus familias y comunidades. Entre las semejanzas se destacan las siguientes:

  • La constante exposición a violencia, a nivel colectivo e individual, en sus diferentes manifestaciones (física, psicológica, sexual, etc.), causada por grupos armados en situación de poder (narcotraficantes, pandilleros, carteles extractivistas) que suelen culminar con el desplazamiento de las mujeres, sus familias y demás miembros de la comunidad.
  • La lucha permanente por el acceso a la alimentación, salud, hogar y tierras para cultivo.
  • El sometimiento a las estructuras patriarcales y clasistas que limitan su participación en espacios políticos y organizativos.
  • La discriminación por parte del sistema capitalista que las excluye del concepto de “desarrollo”.

Un espacio para el aprendizaje

Para estas mujeres, recibir capacitaciones en temas como el buen vivir comunitario, la importancia del autocuidado y el impacto de su rol como defensoras y lideresas fue de mucha ayuda porque usualmente son desestimadas por el simple hecho de ser mujeres.

Coincidir en que acuerparse y acompañar a sus compañeras en su defensoría fomenta la incidencia y aumenta el impacto de sus acciones, se consideró uno de los logros de la jornada, al igual que el consenso de que el primer territorio que deben defender es su cuerpo. La conclusión es, “si no están bien ellas, no podrán continuar con su labor dentro de sus comunidades”.

Estrechos vínculos con la naturaleza

En este espacio se reiteró la importancia de mantener los vínculos con la naturaleza, ya que se suele considerar al humano como un ente externo cuando en realidad es parte de un mismo ser. Por ende, se reafirmaron los compromisos individuales y colectivos de defensoría de los bienes comunes y el medio ambiente.

En suma, estas mujeres, en su cotidianidad, luchan por el bien común, por el respeto a los derechos humanos, la naturaleza y la vida, acciones que más allá de sus comunidades, tienen un fuerte impacto en el fortalecimiento de la democracia del país.

Este encuentro se realizó el 21 y 22 de mayo, en el municipio de El Florido, departamento de Copán.