Investigación | Diez años de protesta social y los desafíos democráticos

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Foto: El Universo

En la última década, Honduras ha tenido cuatro olas significativas de protestas y movilizaciones sociales. Estos ciclos de demandas han sido producto de reacciones de las organizaciones sociales, populares y la ciudadanía, a amenazas provenientes del deterioro de la democracia, la agresividad de las políticas neoliberales y la corrupción.

Las movilizaciones contra el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 fueron una respuesta ante el retroceso democrático que significó la ruptura constitucional. Las protestas contra la corrupción y la impunidad en el año 2015, tienen como fundamento el rechazo a la corrupción por sus implicaciones en las restricciones impuestas al ejercicio de los derechos humanos, en el presupuesto nacional y en la penetración de redes ilícitas en la institucionalidad estatal. Las movilizaciones entre noviembre de 2017 y enero de 2018, estaban motivadas por las amenazas a la democracia que implica el fraude electoral y la reelección ilegítima del presidente de la república. Las protestas contra la privatización en los sectores de la salud y de la educación, responden de manera clara a la amenaza de las políticas neoliberales.

En cada una de las olas de movilización se ha ido abordando las demandas, los repertorios de acción, la forma organizativa del movimiento, maneras de articulación y resultados. Sin embargo, es importante conocer a fondo a cada uno de los actores, por lo que a continuación, se presenta una síntesis de las características de los movimientos sociales.

Los movimientos sociales emergen en coyunturas políticas específicas que representan oportunidades o amenazas. Pero para que los movimientos puedan ser sostenibles se requiere organización y liderazgo. Así que el tejido social y el nivel organizativo de una sociedad es fundamental para la producción de movimientos sociales, su sostenibilidad y su capacidad de cambio. Así que a partir de los movimientos sociales anteriormente descritos, y de un análisis de los actores movilizados y no, cabe preguntar: ¿qué es lo que se tiene como tejido social activo en la sociedad hondureña?

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