En los últimos meses, algunas confesiones de capos de la droga hondureña, amparados en la normativas de colaboración eficaz estadounidense, han dejado en claro cómo operan las redes de corrupción público-privada. En este esquema, las empresas concesionarias privadas desempeñan un rol relevante, por ello es un mecanismo eficaz y directo para el ingreso de “dinero sucio” al sistema de partidos políticos.
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