Análisis | La pandemia del abandono en la Muskitia hondureña

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Foto: El Heraldo

Por Asís Castellanos, sociólogo e investigador del CESPAD

23 de julio de 2020

Es importante señalar que en Honduras la estandarización de la lengua ha iniciado recientemente y, por tanto, los sonidos, deletreo y pronunciación varía según región y grupos. Al escribir “Miskitu”, “Muskitia”, se hace como preferencia a la propuesta de alfabeto compuesto por 14 consonantes (B D H K L M N NG P R S T W Y) y 3 vocales (A I U). Ver, Laura Hobson Herlihy, Yamni Balram (Welcome!): A Miskitu Grammar and Workbook (University of Kansas). 

El 14 de junio, la Secretaría de Salud anunció el primer caso positivo por contagio de la COVID-19 de una persona procedente del municipio miskitu de Juan Francisco Bulnes, tras la aplicación de tan sólo 8 pruebas PCR en el municipio, desde el comienzo de la pandemia. Hasta mediados de junio, la respuesta estatal frente a la pandemia en la Muskitia hondureña, consistió en la instalación de una carpa y la improvisación de una sala COVID-19 con 7 camas (también improvisadas) en el Hospital Regional de Puerto Lempira para atender pacientes sospechosos de los 6 municipios del departamento de Gracias a Dios. Para entonces, el Hospital de Puerto Lempira, único del departamento para un poco más de 100 mil habitantes, no contaba con una sala de cuidados intensivos y apenas tenía un médico internista, en general, tiene deficiencia en personal médico[1]. Más que un hospital regional es un centro de asistencia médica básica con muy limitadas capacidades para atender pacientes y que, de hecho, no cuenta con especialidades[2]. A esto se agrega, las paupérrimas condiciones de los centros de salud del departamento en su totalidad.

Por otro lado, la Secretaría de Defensa Nacional (SEDENA), anunció, en una nota del 2 de julio, la gestión para instalar 14 camas más, la entrega de un “nuevo lote de insumos” médicos de aproximadamente 2,600 libras para abastecer el Hospital de Puerto Lempira (consistente en “botas, batas y gorros descartables, gel de manos, alcohol, mascarillas N95, trajes y guantes”), al igual que el traslado de “56 pruebas de Covid-19 para análisis”. Y señaló que (para ese entonces) el Hospital “alberga siete personas con sospecha de coronavirus”[3].

El 11 de julio, la SEDENA también informó sobre el traslado de 130 cilindros de oxígeno a Puerto Lempira, vía marítima y aérea. También anunció que (entre finales de junio y principios de julio) se realizaron 3 vuelos militares desde la capital, Tegucigalpa, hasta Gracias a Dios, con cargamento de insumos médicos.

Confirmó 76 casos positivos y anunció, nuevamente, la gestión para instalar 14 camas en el Hospital de Puerto Lempira. Y, además, informó que, a esa fecha, se habían hecho dos traslados para el suministro de tanques de oxígeno: en el primer suministro trasladó 27 mil libras (13 cilindros) a través de la Fuerza Aérea Nacional y, en el segundo, vía marítima y aérea, trasladó 117 cilindros[4].

Inversión en salud versus inversión en seguridad militarizada

En retrospectiva, hay que señalar que, desde principios de 2016, el Hospital de Puerto Lempira es administrado por las Fuerzas Armadas (FF. AA) y la “Alianza para el Desarrollo de La Mosquitia”, producto de un convenio de “descentralización” promovida por Juan Orlando Hernández Alvarado, con los gobiernos locales del departamento de Gracias a Dios. En el marco de ese convenio, Hernández Alvarado anunció la inversión de 99 millones de lempiras en infraestructura, equipamiento y sueldos de personal[5].

No obstante, la “descentralización” del Hospital de Puerto Lempira correspondió al Plan Nacional de Salud (2014-2018) que en su momento promovió el llamado “nuevo esquema sanitario público”, bajo “modelos de gestión de salud descentralizados”, proyectando el traspaso administrativo de 10 de los 28 hospitales públicos del país bajo la gestión de entes no gubernamentales. Este Plan fue parte de previas y posteriores legislaciones—por ejemplo, la Ley Marco del Sistema de Protección Social, promovida por el Poder Legislativo en el 2015—que fue criticada y denunciada por distintos actores, el Colegio Médico de Honduras, la Asociación de Enfermeras y Enfermeras de Honduras y la oposición política, como la profundización de la privatización del acceso a la salud pública[6].

Noticias sobre la crítica situación en términos de infraestructura y equipamiento del Hospital de Puerto Lempira no son nuevas. Por ejemplo, durante el gobierno de Porfirio Lobo Sosa (2010-2013), se señaló que el hospital no contaba con medicinas ni energía eléctrica. La condición de este hospital contrasta, significativamente, con la celeridad en inversión policial en la zona.

En noviembre de 2019, la Secretaría de Seguridad, liderado por el General y Ministro Julián Pacheco Tinoco, inauguró un “moderno e innovador Centro de Operaciones Policiales”, la Unidad Departamental de Policía #9. La inversión ascendió a 77 millones 386 mil lempiras, fondos de la Secretaría de Seguridad asignados mediante decreto ejecutivo, promovido por Hernández Alvarado[7]. Este plan de inversión se había anunciado en abril de 2018 por la Secretaría de Estado de la Presidencia[8].

Dado el papel que tiene la Policía Nacional para el Gobierno en el combate al crimen organizado y la importancia geográfica de la Muskitia hondureña, al ser el punto intermedio entre Colombia y Colón, estas prioridades fiscales, al igual que la militarización de la zona entera, claramente indican que importa mucho más al Estado hondureño la “salud” del narcotráfico que la salud de los pueblos originarios y afrodescendientes.

Los 20 millones de lempiras

Recientemente se anunció la asignación de 20 millones de lempiras para el departamento de Gracias a Dios y la implementación de otras medidas para mitigar la crítica situación de las comunidades del departamento. Sin embargo, hay que señalar que este anuncio es una reacción improvisada ante las denuncias de pobladores organizados y la cobertura mediática que ha recibido. De hecho, en consulta desde el CESPAD, el 21 de julio, una pobladora, que tiene un familiar en el Hospital de Puerto Lempira, indicó que se han prohibido tomar fotografías dentro del Hospital y que en otros municipios se han enviado a realizar “reparaciones” de los centros de salud, quizás con la intención que no se muestren las condiciones de la infraestructura de salud del departamento. En el caso de la Muskitia hondureña, probablemente, los veinte millones de lempiras serán administrados por las FF.AA.

El 18 de julio, se colgó un video, en la cuenta de Facebook “Por la Salud del Pueblo”. El Colegio Médico de Honduras, en parte de la entrada señala que “es inconcebible la compra de un buque de 60 millones de dólares mientras se tienen abandonados los centros de educación y salud de Honduras”. En el video, la Dra. Laínez, en colaboración con su colega, Dra. Navarro, explica con extraordinarios detalles las deplorables y peligrosas condiciones en las que pacientes y personal médico se someten a diario en el Centro de Salud de Brus Laguna.

Transcribimos y rescatamos del video, los siguientes tramos, de forma literal:

Fuimos contratadas por el Programa Código Verde para colaborar, ayudar en la prevención, tratamiento y manejo de los pacientes sospechosos y confirmados por coronavirus. Llegamos a Brus Laguna hace más de tres meses y decidimos realizar este video en el centro donde atendemos a estos pacientes para que ustedes puedan observar la realidad a la cual estos pacientes son sometidos y la experiencia que tenemos que vivir nosotros (…) Si observan no tenemos luz, los pacientes llegan por la mañana, por la tarde, por la noche, de lunes a domingo. El personal médico contratado: somos dos médicos, teníamos al principio un enfermero nada más laborando. Actualmente contamos con cuatro enfermeros disponibles, y una enfermera ya está incapacitada por sospecha de coronavirus. Los pacientes llegan a este centro asistencial (…) tenemos acá improvisado un área para limpieza, colocamos en las manos de los pacientes, les desinfectamos, colocamos a cada paciente la mascarilla correspondiente cuando tenemos las mascarillas (…).

Quiero hacer hincapié en esto: sí ustedes observan acá, tenemos tres tanques de oxígeno. Estos tres tanques de oxígeno están vacíos.

En el área que observan acá, es el lugar donde se mantiene en observación los pacientes, diariamente tenemos aproximadamente 45 consultas, en horarios desde ocho de la mañana a seis de la tarde y posterior, a las seis de la tarde, tenemos las emergencias. Generalmente las emergencias, si observan en esta área de aislamiento donde tenemos tres camillas funcionales, un tanque de oxígeno que se encuentra en el centro de las tres camillas. Nos ha tocado pasar por momentos donde tenemos tres pacientes, hasta cuatro pacientes, y un solo tanque de oxígeno para los cuatro pacientes y nos toca prestar a un paciente, prestarle a otro paciente, prestarle a otro paciente porque no tenemos oxígeno y cuesta mucho la compra (…).

(..) para nosotros, el personal de salud, es fundamental el equipo de protección. El día de ayer [julio 17] nos entregaron los últimos 6 equipos de protección que funciona para siete del personal contratado. Acá tenemos el equipo de protección que ha sido lavado y reutilizado por un total de tres semanas. Nos quitamos el equipo de protección y nos toca colocarlos en estos baldes; se mira oscuro porque acá tampoco tenemos luz, nos toca colocarlos en estos baldes con agua, con cloro, cuando tenemos cloro, o con jabón, cuando tenemos jabón, y colocarlo en esta área para que se seque y pueda estar disponible para el siguiente día.

Nuestra condición es prácticamente, crítica. Tenemos, nuevos, listos para ser usados, nada más tres equipos de protección, tres overoles y el resto es reutilización. Tenemos acá tres tanques de oxígeno, que estos están llenos, pero solo tenemos un manómetro para 14, 200 habitantes. Entonces con ese, solo tenemos utilizando el que está adentro. Estos tres tanques de oxígeno nada más es cambio cuando el oxígeno de adentro se termina. Pero solo estamos utilizando uno, es por eso que nos toca prestar y prestar entre pacientes.

Estos son los lugares donde se recicla el agua ya que acá no hay tubería. Ese es el lugar donde damos consulta, tenemos habilitado, a veces, para observación de pacientes ya que mantener a los pacientes en una sola área es inhumano. Hemos tenido casos en el que en una camilla ha muerto y en las otras dos camillas hemos tenido mujeres embarazadas, personas de la tercera edad que han estado viendo cómo mueren las personas en su cara, porque ni siquiera tenemos para dividir el espacio entre pacientes ni otras habitaciones. Entonces, nos toca improvisar y meter pacientes allá, meter pacientes acá, meter paciente aquí, aunque estén a oscuras para que el estrés psicológico, el daño psicológico que vivan disminuya un poco todos los efectos que puedan presentar.

En esta área de acá, es donde nos cambiamos con nuestro equipo de protección, que tampoco tenemos luz. Entonces, cuando nos llaman a una emergencia tenemos que tener a la mano un foco, la luz del celular, para poder cambiarnos en esta área. Y esta área es farmacia. En una entrevista que se dio, recientemente, se informó a la población nacional que estábamos pobres de medicamentos, que estamos, prácticamente sin nada de medicamentos. Tenemos nada más manejo para, más o menos, doce a quince pacientes. Son medicamentos que se pudieron conseguir donados, de lo contrario no tenemos nada. Ni siquiera tenemos solución salina. Esto que observan acá, es lo único de algodones y lo único de gasas que tenemos (…).

Ese escenario nos permite colegir que, en Honduras, la pandemia ha evidenciado nuevamente el histórico abandono de la Muskitia, con un precario sistema de salud que coloca en alto riesgo la vida de sus habitantes, pero donde paradójicamente la prioridad del actual régimen ha estado en su militarización, bajo el argumento de la supuesta lucha contra el narcotráfico. En tal sentido, la crisis sanitaria en la Muskitia hondureña no es exclusivamente causada por el virus.

El virus simplemente se instaló y va expandiéndose en un territorio marcado por otras plagas: la desigualdad social, económica, racial y territorial, el aumento progresivo de las industrias extractivas con su saldo de infracción en los derechos humanos, violencia militar y policial; redes de narcotráfico y del crimen organizado.

Este abandono histórico, combinado con la pandemia y sus terribles consecuencias sociales y humanitarias, nos ubica ante el peligroso escenario de que silenciosamente se avance hacia el etnocidio del pueblo miskitu, bajo un régimen autoritario incapaz de gestionar la presente crisis sanitaria y mucho menos de preservar la vida y cultura de esta amplia zona del país. A través de estas líneas queremos llamar la atención de la ciudadanía y de las organizaciones sociales del país a colocar la atención a este drama humano en curso, darle seguimiento y mantener las alertas necesarias que eviten el exterminio del pueblo miskitu.

Análisis41CESPAD – Muskitia

[1] Radio Progreso, “Terror provoca primer caso de coronavirus en la mosquitia hondureña” (junio 16, 2020) y La Prensa, “Covid-18 amenaza a Gracias a Dios, el departamento menos equipado para encarar al virus” (junio 16, 2020).

[2] Haydi Carrasco, “Gracias a Dios debe esperar vuelos para enviar muestras de covid-19 a Tegucigalpa”, El Heraldo (junio 20, 2020).

[3] Secretaria de Defensa Nacional de la República de Honduras, “Abastecimiento con insumos de bioseguridad refuerzan lucha contra el Covid-19 en Gracias a Dios” (julio 2, 2020).

[4] Secretaria de Defensa Nacional de la República de Honduras, “Puentes humanitarios aéreos y marítimos facilitan la asistencia a pacientes con Covid-19 de La Mosquitia” (julio 11, 2020).

[5] Criterio, “Hospital de Puerto Lempira pasa a manos de los militares” (abril 7, 2016) y

 El Heraldo, “Hospital de Puerto Lempira pasa a manos de las FFAA” (abril 1, 2016).

[6] Criterio, “¿Privatización o descentralización de la salud?” (mayo 6, 2015).

[7] El Heraldo, “Secretaría de Seguridad instala moderno e innovador Centro de Operaciones Policiales en La Mosquitia hondureña” (noviembre 30, 2019), p. 61; y, La Tribuna, “Gobierno inauguró moderna posta policial en Puerto Lempira” (noviembre 28, 2019).

[8] Secretaría de Estado de la Presidencia de la República de Honduras, “La Mosquitia contará con moderno edificio policial (En la obra se invertirán 74 millones de lempiras)” (abril 19, 2018).