Eugenio Sosa, sociólogo e investigador del CESPAD
22 de julio de 2020
A partir de mediados de 2018, los militares han adquirido mayor presencia política en la región de América Latina. Cuando parecía que los uniformados se habían retirado de las cosas de gobierno, varios acontecimientos políticos y debates han hecho retornar la preocupación renovada por el protagonismo militar en el contexto de las democracias latinoamericanas[1]. En los años de la Guerra Fría el comunismo era una categoría amplia, que servía para declarar enemigo de la democracia a cualquier crítico del status quo.
En el presente siglo, la militarización de la región empezó asociada a lo que los expertos en el tema han llamado la crisis de identidad de las Fuerzas Armadas, que había implicado la redefinición de su Misión y de las tareas en un contexto de sistemas políticos democráticos. Las nuevas funciones, en muchos casos, amplias y ambiguas como las relacionadas con la seguridad, las emergencias, y el desarrollo en general, han sentado las bases y promovido la remilitarización de las sociedades de América Latina.
América Latina, una región con grandes brechas de desigualdad y con la persistencia de un modelo económico neoliberal, constantemente emergen ciclos de protesta y estallidos sociales producto de una ciudadanía descontenta con los gobiernos, con los partidos, con los políticos, y con las elites políticas en general. Esto lleva a que los gobiernos reiteradamente recurran a los militares para mantener el orden y la estabilidad política. Ante la ausencia de consolidación de las democracias, éstas sobreviven a la sombra de los autoritarismos, los militarismos y las conductas dictatoriales de los presidentes. Así que la tentación militar siempre está presente.
Como ya se ha señalado en otros análisis del CESPAD, después de la “Guerra Fría” los Estados Unidos en sus políticas de geo seguridad redefinió las llamadas nuevas amenazas globales. Estas nuevas amenazas están relacionadas, sobre todo con el terrorismo y el narcotráfico. Sin embargo, hay otros temas relacionados con los anteriores que se vinculan al tema de la geopolítica de la seguridad, como la migración, la violencia e incluso la corrupción, aunque en menor medida. En países como Honduras, el peso de los Estados Unidos en el tema de seguridad, es tal que uno de los integrantes de la Comisión de Reforma de la Seguridad Pública[2] llegó a afirmar que “Honduras no tenía una estrategia de seguridad, que la estrategia de seguridad de Honduras es la estrategia de seguridad de los Estados Unidos para el país”.
Según estudiosos de la geopolítica de los Estados Unidos, es el Comando Sur Norteamericano, organismo militar que se ocupa de cuestiones de la seguridad pública en Centroamérica, el gran actor a cargo de la implementación de las políticas de seguridad regionales. Para el caso, en los últimos años, “En apoyo a la Iniciativa de Seguridad Regional para Centroamérica del Departamento de Estado, el Comando Sur de Estados Unidos lanzó una operación conjunta, inter agencial y combinada (Martillo) para contrarrestar el tráfico ilícito a lo largo de las costas centroamericanas, coordinándose con naciones socias del Hemisferio Occidental y europeas para maximizar todos los medios posibles de apoyo […] Este nivel de cooperación sin precedentes podría servir como modelo para futuras operaciones en Centroamérica”[3].
La militarización ha creado o reactivado amenazas como las siguientes: Primero. El abuso de los derechos humanos. El involucramiento de las Fuerzas Armadas en la seguridad de América Latina ha aumentado las acusaciones por abusos y violaciones de derechos humanos. Segundo. La gobernabilidad democrática. Una mayor intervención militar en asuntos de seguridad abre la puerta a mayores intentos de politización y autonomía de las Fuerzas Armadas. Tercero. “La reversión de los logros en seguridad ciudadana. Pese a los altos niveles de violencia en América Latina, muchos gobiernos han tratado de responder a este enorme desafío con una mezcla de recetas que han incluido reformas policiales, reformas penitenciarias, promoción de programas de prevención para jóvenes en riesgo, y programas de rehabilitación y reinserción, entre otros. Sacar a los militares a las calles se condice con un enfoque preventivo y orientado a brindarle oportunidades a las poblaciones más vulnerables que sufren la violencia”[4].
En 2017 la Casa Blanca declaró: “Una Centroamérica próspera, segura y bien gobernada avanza en los intereses de los Estados Unidos. Estados Unidos mira la seguridad y prosperidad de Centroamérica como clave para la estabilidad regional y para la seguridad de los Estados Unidos”[5]. Los Estados Unidos en Centroamérica y América Latina, destina recursos para acciones como las siguientes: suministro de armas, capacitación en nuevas habilidades militares, construcción de bases militares, realización de ejercicios de entrenamiento conjuntos, operaciones de inteligencia, intercepción de drogas y seguridad fronteriza, entre otros.
Según la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) entre 2007 y 2014 el número de misiones de adiestramiento de las Fuerzas de Operaciones Especiales Estadounidenses, conocidas como Entrenamientos de Intercambios Conjuntos Combinados (JCET) se triplicaron en Latinoamérica, pasando de 12 a 36. De todos los países latinoamericanos, Honduras tuvo el mayor número de destacamentos de Entrenamientos de Intercambios Conjuntos Combinados entre 2007 y 2014, El Salvador y Colombia tuvieron el segundo mayor número de estas misiones[6].
El proceso de militarización también ha llevado a un crecimiento de las Fuerzas Armadas. Del 2008 al 2014 las fuerzas militares crecieron más del 50% en la región Centroamericana, ocupando el primer lugar Guatemala, el segundo lugar Honduras, seguido de El Salvador y Nicaragua. “El proceso de militarización se ha visto posibilitado en gran parte por el apoyo financiero entregado por Estados Unidos en el marco de la estrategia de lucha contra el crimen organizado. El papel de Washington en el proceso de militarización va más allá de la financiación. Según el informe, Estados Unidos les vendió a los países centroamericanos más de US$2 mil millones en armas y equipos durante el mismo periodo de diez años, entre 2004 y 2014. A Honduras le vendió US$1,5 mil millones, o más del 75 por ciento del total. Los gobiernos recurren cada vez más al ejército tanto para objetivos de seguridad interna como para mantener la estabilidad social”[7]. Como se puede apreciar, no se trata de manera estricta de ayuda financiera, sino que una gran parte son recursos financieros propios de los países a través de la venta de armamento o préstamos en otras ocasiones.
Estados Unidos apoya este proceso de militarización de América Latina, no sólo por las amenazas globales, como el narcotráfico y el terrorismo, sino también, y, sobre todo, para mantener la hegemonía política en la región. “El objetivo de los Estados Unidos de América (EE. UU) es incrementar la presencia militar en la región con el fin de asegurar sus intereses hegemónicos en el hemisferio, consolidar un frente contra Venezuela y perpetuar su dominio sobre los inmensos recursos económicos de América Latina y el Caribe”[8]. Además, Honduras ocupa un lugar estratégico central en la geopolítica estadounidense para los países del norte de Centroamérica.
Descargar: Análisis40 – CESPAD
[1] Francisco J. Verdes-Montenegro Escánez. (Septiembre de 2019). La (re)militarización de la política lationamericana, Fundación Carolina. Página 3.
[2] La Comisión de Reforma a la Seguridad Pública fue creada y funcionó durante el gobierno de Porfirio Lobo Sosa (2010-2014).
[3] Programa Estado de la Nación. (2015). Relaciones civiles-militares en Centroamérica. Quinto informe, Costa Rica. Obtenido de http://repositorio.conare.ac.cr/bitstream/handle/20.500.12337/540/739.%20Relaciones%20civic-militares%20en%20Centroam%C3%A9rica_V%20Informe%20Estado%20de%20la%20Regi%C3%B3n_Libro%20completo.pdf?sequence=1&isAllowed=y. Página 77.
[4] Banco Interamericano de Desarrollo. (s.f.). Obtenido de BID: https://www.iadb.org/es/alianza-para-la-prosperidad/situacion-y-principales-desafios-de-desarrollo
[5] Declaración de la Casa Blanca sobre la Conferencia sobre Prosperidad y Seguridad en Centroamérica, junio de 2017.
[6] Diario tiempo, 10 de septiembre de 2016. Militares de Honduras son los más entrenados por EE.UU https://tiempo.hn/militares-de-honduras-entrenados-ee-uu/
[7] Quinto Informe del Estado de la Región.
[8] Granma 9 de agosto de 2018, Bases militares de EE.UU. en América Latina y el Caribe. El Plan Suramérica. http://www.granma.cu/mundo/2018-08-09/bases-militares-de-eeuu-en-america-latina-y-el-caribe-el-plan-suramerica-09-08-2018-17-08-04