Por: Tómas Andino.
En los últimos días del gobierno de Obama vimos una inclinación por favorecer o tolerar la continuidad de JOH en el gobierno a través de la reelección, lo que se vio reflejado en los halagos constantes del Embajada gringa hacia su gestión administrativa, en las elevadas calificaciones que agencias que certifican el riesgo le daban al gobierno, en los desembolsos crecientes de empréstitos, etc. No es que Obama depositara toda su confianza en JOH, sino que, al no tener a la mano otro liderazgo igual o superior de fuerte, para preservar sus intereses, no le quedó otra opción que apoyarlo pero a la vez tenerlo a «mecate corto» mediante el endosamiento de la MACCIH.
Por los vientos que soplan, el nuevo gobierno de Trump ha cambiado esa política y juega a sacar al Partido Nacional del gobierno, por diversos motivos: sus vínculos con el narcotráfico exceden lo que ellos pueden controlar; no desiste de construir un aeropuerto civil en Palmerola, donde se encuentra la principal base militar gringa del Comando Sur (algo muy grave teniendo en cuenta el renovado militarismo de su gestión); se niega a reglamentar el tema de la reelección, hizo un descarado manoseo de la Ley de Financiamiento de los Partidos políticos, sus ambiciones desmedidas de centralizarlo todo, conducen al país a una polarización extrema, además que su gigantesca corrupción pone en riesgo sus inversiones de la Alianza para la Prosperidad y de la Cuenta del Milenio, entre otros.
Ese giro en la política gringa lo evidencian hechos como los siguientes: Figuras políticas de alto nivel del gobierno anterior (Pepe Lobo y varios de sus ex ministro de Seguridad) están siendo procesados en tribunales gringos o investigados, con una gran resonancia mediática; el mismo hermano de JOH también es investigado; el gobierno de JOH aparece en la lista de gobiernos violadores de derechos humanos según el informe del Departamento de Estado de este año; la prensa norteamericana saca constantemente artículos contra la reelección de JOH, entre otros. Todo esto a pocos días antes de las internas. Para las generales el panorama promete ser peor pues falta que rinda testimonio ante la corte gringa, el cartel de los Valle, quienes fueron los directamente relacionados con el financiamiento a la campaña de JOH.
Todo indica que la jugada gringa se encamina a repotenciar al Partido Liberal para que sustituya al Partido Nacional en el gobierno y así proseguir con sus mismas políticas de opresión, explotación y saqueo del país en un gobierno Liberal-Cachureco, ya que ambos, como hermanos gemelos de la oligarquía que son, utilizarían su mayoría parlamentaria contra el pueblo. Ya dieron el primer paso, inflando los números del Partido Liberal en las pasadas elecciones primarias y levantando mediáticamente el perfil de Luis Zelaya, al cual apoyan casi todos los grandes medios de comunicación en Honduras. De esa forma reviven a un cadáver y lo ponen a andar.
El inconveniente que tiene esa estrategia es triple: Por un lado, los liberales no pueden sacar a los cachurecos por si solos, sino que necesitan de los votos de la «alianza opositora» para lograrlo. Por otro, el fraude electoral debe ser controlado para impedir que favorezca a los cachurecos. Y finalmente, la resistencia de JOH.
De lo primero (integrar la alianza) se encargan Mel y la Embajada gringa. Mel ya dio el primer paso al «abrir las puertas » de la Alianza al candidato liberal, a quien seguramente le cederán la candidatura Presidencial (ver enlace abajo). La Embajada seguramente ablandaría a Luis Zelaya para que este acepte, lo cual no será difícil sabiendo que será la cabeza de la misma (condición que el mismo ha mencionado en sus discursos). Si el PAC y el PINU no se adaptan, los sacrificaran en aras del supuesto mayor caudal de votos del liberalismo (que fue inflado en estas elecciones).
Lo segundo (controlar el fraude) solo podría ocurrir si hay reformas a la Ley Electoral antes de las elecciones generales o si en el TSE, el Partido Liberal y la Democracia Cristiana se alían para que el fraude cachureco sea controlado o les favorezca a ellos. En el poder legislativo, lo único que tendría que hacer la bancada liberal seria unirse a las de LIBRE y el PAC para promover algunas reformas, como la incorporación de más miembros al TSE. Pero si esto no se logra, o no lo ven conveniente, les queda el recurso de controlar el proceso desde el TSE donde los liberales podrían hacer mayoría con la Democracia Cristiana para someter a los cachurecos. Recordemos que la Democracia Cristiana acaba de tener una purga interna, de la que salió Cruz Ascencio (fundador del nuevo Partido Vamos) y que sus nuevas autoridades no son hostiles a la Alianza.
Lo tercero (la resistencia de JOH) es fácil de doblegar para los gringos, ya que estos tienen todos los testimonios de los narcos que están «cantando» en New York, de las investigaciones que hace la MACCIH y de todo lo relacionado con el escándalo del IHSS, para ponerlo «pies en polvorosa», de manera que no diría ni «pio». Y si, con todo esto persisten en aferrarse al poder, solo tienen que llamar desde el Comando Sur a los chafas hondureños para que estos hagan acatar sus órdenes al instante. Así lo han hecho siempre y no dudo que así podrían hacerlo.
De confirmarse esta hipótesis, que me parece la más probable, la Alianza serviría de escalera a un nuevo gobierno bipartidista, en el que cachurecos y liberales tendrían mayoría en el Congreso, de repente absoluta, y en el que la oligarquía y el imperio mantendrían intactos sus intereses. Mientras que el pueblo quedaría con los colochos hechos, creyendo que logro derrotar a su enemigo.