En medio del contexto en el que dio inició la cuenta regresiva para que el gobierno de Honduras decida si renueva o no el mandato de la Misión de Apoyo contra la Corrupción e Impunidad (MACCIH), el Centro de Estudio para la Democracia (CESPAD), con apoyo de la organización Abogados sin Frontera (AsF), realizó el foro “MACCIH y CICIG: ¿qué tan efectivas han sido en la lucha contra la corrupción?”.
El evento contó con la participación del Doctor Arne Kristensen, quien en su intervención analizó, desde una línea de tiempo comparativa, el trabajo que realiza la MACCIH en Honduras y el trabajo realizado por la disuelta CICIG, en Guatemala. Kristensen se pregunta, ¿por qué tiene sentido comparar las dos misiones? Y es que se trata de un estudio que busca ayudar a entender a la ciudadanía las similitudes, las diferencias, los logros y los retos entre ambas iniciativas, en dos contextos de países muy similares.
Sobre una línea del tiempo en relación con el momento en el cual la CICIG y la MACCIH comenzaron su trabajo, el documento analiza los avances de la Comisión y de la Misión por periodos, la apertura de la ciudadanía y el apoyo logístico, humano y financiero devenido desde ambos gobiernos, entre otras situaciones. El documento se hizo sobre una revisión exhaustiva de los informes internos y externos de ambas misiones, al igual que encuestas y entrevistas a organizaciones claves y personas particulares en ambas sociedades. El análisis se sitúa comparando a CICIG entre el 2007 – 2010, y la MACCIH entre el 2016 y el 2019. Si bien, se trata de dos instituciones, una con 12 años y otra con 3, el analista dijo que ambas se instalaron en ambientes o contextos similares, con niveles de desconfianza ciudadana elevados, democracias resquebrajadas y altos niveles de corrupción.
En relación con la CICIG, Kristensen analizó en su document que alrededor de esta Comisión hubo un desconocimiento en los años de inicio de su trabajo. “Mucha gente no sabía nada de CICIG hasta antes del 2015, cuando trasciende el caso de corrupción “la Línea”, en el que se involucró al ex presidente de Guatemala, Otto Pérez. Y en Honduras, agrega, se conoció hasta que se demandó una CICIH en el país, con las mismas características de la CICIG, en medio del descontento social por el desfalco del seguro social, afincado en el movimiento ciudadano de las antorchas, que dio vida a la MACCIH, en el 2015.
Aunque hay mucho de similar entre la Comisión y la Misión, el investigador destacó algunas situaciones disímiles como el hecho de que la MACCIH ha trabajado con un presupuesto más reducido que el de la CICIG, estructura que, además, tuvo un respaldo de la sociedad civil organizada de forma más sistemática y coordinada desde su inicio, al igual que el respaldo masivo del pueblo y de la sociedad civil organizada, factores clave para “proteger” la misión, aun cuando estuvo bajo ataque”. En Honduras, el apoyo ha sido más condicional y escéptico por lo menos los dos primeros años. Es al final de los primeros 4 años que la misión parece que se percibe más popular.
El rol de la MACIH en un “modelo hondureño” de combate a la corrupción: un análisis jurídico-institucional
Andrés Pérez, Doctor en Derechos Humanos, también expuso en el evento un análisis jurídico-institucional del rol de la MACIH en un “modelo hondureño” de combate a la corrupción. El análisis se cimentó en la base de tres preguntas: ¿cuáles serían los elementos de un modelo de combate a la corrupción en Honduras?, ¿puede funcionar un modelo contra redes de corrupción compuestas por actores que retienen todavía grandes cuotas de poder? y ¿debería la agenda de la sociedad civil y de la comunidad internacional presente en Honduras limitarse a demandar la renovación del mandato de la MACCIH o se tendría, además, que buscar completar el modelo de combate a la corrupción?
Pérez considera que es necesario aprovechar el debate sobre la renovación de la MACCIH para reflexionar sobre la identificación de un “modelo hondureño” de combate a la corrupción y el rol que desempeña esta Misión en dicho esquema. La movilización y apoyo popular, la voluntad política y la renovación de la arquitectura institucional son fundamentales para emitir normativas adecuadas y nuevos órganos.
En este momento, dice el investigador, el modelo hondureño de combate a la corrupción sólo podrá sobrevivir con la presencia de la MACCIH. Aún con la renovación íntegra de su mandato, el panorama será complicado, pues el órgano con las competencias para darle las herramientas (Congreso Nacional) tiene a varios de sus miembros señalados en al menos 4 casos de corrupción.
A criterio del analista, la Sociedad civil debe concentrarse en la renovación del mandato de la MACCIH y una vez lograda, impulsar las reformas legislativas que faciliten el trabajo en pos de la lucha contra la corrupción.
Tegucigalpa, 5 de diciembre del 2019