Escrito por Francisco Saravia, economista y analista senior del CESPAD
(Parte 3 de 3)
13 de febrero 2019
Mientras muchas naciones del mundo, y en América Latina en particular, apuntan a un presupuesto social más activo, en Honduras (como hemos remarcado en la entrega 1 y 2 sobre este tema), hay un creciente abandono del gasto social para favorecer el gasto militar y el pago de la deuda pública.
El análisis que hemos hecho desnuda la gestión inadecuada y carente de una visión al desarrollo de la política presupuestaria del actual gobierno, lo que se traduce en el agravamiento de los indicadores sociales, del pesimismo y de la pérdida de confianza de una ciudadanía, que percibe como el país se aleja cada vez más de un desarrollo incluyente y sostenible.
En esta tercera y última parte presentamos muchos de estos indicadores a la luz de la comparación con el resto de países centroamericanos. No se trata de una revisión exhaustiva, por las obvias limitaciones de este artículo. Pero los datos comparados permiten advertir, con mayor detalle, cómo la gestión del presupuesto en Honduras se mueve entre el sin sentido y la improvisación, y cómo las tendencias de sus efectos no apuntan más que a profundizar la crisis actual.
- Honduras: el único país centroamericano donde el gasto social decrece
Honduras había sido el segundo país de la región con menor gasto social por habitante, únicamente superior a Nicaragua. Pero a partir del 2009 esa situación se revirtió y Honduras ahora es el único país de Centroamérica donde decreció el gasto social, como se muestra en el gráfico 1. Esto condujo a que entre el 2015 y el 2016, fuese el país que mostraba el gasto social más bajo, como lo refleja la línea correspondiente a Honduras en el citado gráfico.
Gráfico 1.
Como agravante, el gasto social hondureño se está distanciando cada vez más del gasto promedio latinoamericano, como lo señala también el gráfico 1. Esto se refleja en la brecha que se ensancha progresivamente entre la línea roja intensa, representativa de Honduras, en relación con la línea azul intensa, representativa de latinoamericana. En otras palabras, mientras Latinoamérica camina cada vez más a un mayor gasto social, Honduras muestra a partir de 2009 un gasto social cada vez más pequeño para atender las necesidades y urgencias de su población mayoritaria.
2. Honduras, el campeón del gasto militar en Centroamérica y más allá
Contrario a lo expuesto en el acápite anterior, Honduras exhibe un inexplicable
y elevado gasto militar que lo coloca como el país con mayor gasto en este
rubro en Centroamérica y aún en Latinoamérica.
Conforme al gráfico 2, Honduras es, sin duda alguna, el país con el mayor gasto militar en Centro América. En el lado derecho del gráfico se puede ver el gasto militar como porcentaje del PIB y en él, Honduras aparece como el de mayor porcentaje, cifra que se perfiló a partir de 2010 y se consolidó del 2012 al 2016. En el lado izquierdo, que mide el gasto militar en dólares actuales, también se puede ver como el gasto militar en Honduras rebasa con creces a sus pares centroamericanos, pese a ser una de las economías más pequeñas del área.
Gráfico 2.
Pero la desproporción del gasto militar no se queda allí. A nivel latinoamericano, Honduras ofrece un gasto militar superior en su tasa de crecimiento y en relación al PIB que México y Colombia, dos países que en el contexto de la lucha antidroga se mantienen a la cabeza en la región.
Aunque los presupuestos son diametralmente distantes, la comparación de este gasto en términos relativos –como porcentaje del PIB- enfatiza la importancia que los últimos gobiernos en Honduras (y en especial este último) atribuyen al gasto militar. Como lo muestra el gráfico, el gasto militar en Honduras tiene sobradamente una mayor importancia presupuestaria que en México, y considerando la tendencia de los últimos años se acerca a los indicadores del gasto militar en Colombia.
Gráfico 3.
Pero el dato más concluyente sobre el contrasentido del gasto militar en Honduras queda de manifiesto cuando se comparan el comportamiento y las tasas de crecimiento del gasto militar entre Honduras y estos dos países:
- Si se observa nuevamente el gráfico puede notarse que mientras el presupuesto militar de Colombia y México ha tendido a decrecer, a partir del año 2000, en Honduras tiende a incrementarse.
- Honduras es el país con mayor crecimiento en el gasto militar. Mientras en Colombia el crecimiento promedio anual durante 2000-2017 fue de 7% y en México de 3%, en Honduras fue de 12 puntos porcentuales. Si solo se considera el período 2009-2017 el crecimiento fue aún mayor, en este orden: Colombia: 1%, México: 3%, Honduras: 13%.
3. Aunque no es el único país, en Centroamérica Honduras enfrenta el mayor peso de un endeudamiento creciente.
El tema de la
deuda es un problema más delicado y envuelve al menos a tres países: Honduras,
El Salvador y Costa Rica. En los
restantes (Panamá, Nicaragua[1] y Guatemala) el endeudamiento no solo es menor a aquellos,
sino que es relativamente estable y los dos primeros, son los únicos que no
enfrentan problemas de insostenibilidad.
Gráfico 4.
Como se desprende del gráfico 4, el país con mayor endeudamiento es El Salvador, pero mientras este país se ha estabilizado en casi el 50% del PIB, en los últimos 5 años, Honduras y Costa Rica han acelerado su endeudamiento hasta el 49% y 48%, respectivamente. Pero si se observan las correspondientes líneas representativas de cada país, puede verse que Honduras hace ya 5 años que tiene un nivel de endeudamiento mayor, y solo hasta este último año (2017), es aventajado por Costa Rica.
Por consiguiente, Honduras es el país con el mayor nivel de endeudamiento y eso es altamente peligroso. Primero, porque Honduras viene de un elevado endeudamiento que solo fue resuelto con el proceso de condonación de deuda. Segundo, porque la deuda de Honduras está siendo orientada, como vimos, a gastos no sociales, mientras la deuda costarricense es probadamente una deuda para satisfacer el gasto social y el desarrollo.
4. Dime cómo gastas, te diré hacia dónde vas: los indicadores no tienen buen norte
¿Qué resultados pueden esperarse para Honduras ante la situación expuesta? ¿Qué posibilidades hay para compensar las grandes carencias históricas a partir de un manejo presupuestario que abandona la gran deuda social que enfrenta este país?
De nuevo, conviene aclarar que el presente artículo no pretende agotar las respuestas a esta interrogante, ni profundizar en las posibles consecuencias. Más bien, con carácter de provocación, presenta un conjunto de indicadores seleccionados que muestran que el futuro para este país está en entredicho, a partir de las comparaciones con los demás países de la región.
A nivel de indicadores socioeconómicos, el cuadro no. 1 muestra que Honduras es hoy el país con mayor precariedad en el área: el que muestra el menor desarrollo humano, el más alto índice de pobreza y el segundo más bajo en el ingreso per cápita.
Cuadro 1.
Ciertamente, aunque Honduras se encuentra en el nivel de desarrollo humano medio, es el último país de la región, en este indicador, con una distancia notable en relación con Panamá y Costa Rica, ambos catalogados con desarrollo humano alto.
Aun así, el dato más grave es el de pobreza; muestra un nivel de incidencia de 61%, que es casi el doble del país más cercano, El Salvador. Finalmente, el ingreso o producto per cápita de Honduras es apenas mayor a Nicaragua, pero distante de Guatemala y El Salvador y definitivamente, alejados de los ingresos de Panamá y Costa Rica, quienes lo quintuplican y cuadruplican, respectivamente.
Veamos ahora como la gestión del presupuesto ha tenido efectos en la cohesión social. Utilizaremos para ello algunos indicadores relativos al bienestar subjetivo, la confianza en las instituciones en la democracia y las expectativas migratorias, a fin de captar como el imaginario ciudadano encara los resultados de una mala gestión del gasto social.
La primera constatación es que los hondureños son, en el área centroamericana, los más pesimistas respecto a una vida futura mejor para sus hijos, y esto se refleja más claramente desde 2010.
El gráfico 5 nos muestra que en la perspectiva de bienestar por un mejor futuro (bienestar subjetivo), los hondureños son los que menos confianza tienen en el futuro (en 2016/21%, contra 46% en Panamá), con un declive a partir de 2010. Este es un hecho significativo porque los hondureños eran, a inicio de los años dos mil, los más optimistas respecto al futuro (59%).
Gráfico 5.
En relación con el periodo posterior al 2010, casi todos los países muestran al 2016, un incremento en la confianza por un futuro mejor (en el orden: Panamá, Guatemala, Costa Rica y Nicaragua), excepto El Salvador y Honduras. Pero en el caso de El Salvador, esta caída fue de apenas 3 puntos porcentuales (de 36 a 33), mientras en Honduras fue de 12 puntos (38 a 26).
En segundo lugar, Honduras es también el país centroamericano donde más se ha incrementado la desconfianza ciudadana en las instituciones, de acuerdo al gráfico 6. Honduras tiene el mismo nivel (79) con El Salvador, pero este incremento ya era superior desde el 2010 y solo fue menor en 2015. Otros países que en el pasado habían mostrado los más altos niveles de desconfianza, como Nicaragua y Guatemala, muy por arriba de Honduras, hoy muestran un decrecimiento notable en esa desconfianza, sobre todo en el caso de Nicaragua.
Gráfico 6.
En el tercer indicador considerado, el porcentaje de personas que valoran a la democracia como la mejor forma de gobierno, no muestra comportamientos claros y concluyentes, ya que todos los países centroamericanos, en mayor o menor grado, presentan una reducción progresiva, es decir, una desvalorización de la democracia.
Gráfico 7.
Finalmente, el indicador de cohesión social utilizado ha sido el deseo de emigrar, y acá, de nuevo, Honduras aparece como el país con el mayor porcentaje de personas (40%) que han pensado salir del país. Además, esta tendencia se ha expresado notoriamente a partir del 2010.
Gráfico 8.
Como lo muestra el gráfico 8, Honduras pasó a ser el segundo o tercer país con el deseo de emigrar de su población, para convertirse en el número 1 (segundo en Latinoamérica, después de República Dominicana). Lo significativo es que este tránsito se produjo a partir de 2010. Hasta este año, el máximo porcentaje fue 31% en 2007, pero había descendido hasta 16%, en 2011, incrementando 24 puntos porcentuales hasta 2016.
5. Una necesaria reflexión: urge reorientar el barco.
Los datos presentados deberían ser preocupantes tanto para la sociedad hondureña como para el actual gobierno, y obligan a responder una necesaria pregunta: ¿es justificable un abandono al gasto social como ha sido expuesto, y que Honduras sea el único país en donde se ha reducido?
Desde el punto de vista de los actuales retos históricos, como lo señala el informe del Estado de la Región (PNUD 2016), los países centroamericanos están enfrentando una creciente demanda de servicios de educación, salud, empleo y alimentos, que se deben a dos fenómenos: por un lado, el llamado bono demográfico (que conlleva a que contingentes de población infantil y joven aumentaran muy rápidamente hasta 2035, en el caso de Honduras). Por otro lado, por el reto que plantea el actual momento económico de transformar sus estructuras productivas, para aumentar la participación de actividades de alto valor agregado en la generación de empleo y dinamismo económico.
Desde la perspectiva que ofrecen los indicadores planteados, a pesar de que los mismos son solo indicativos, es posible suponer que los desaciertos de las políticas de manejo presupuestario y, particularmente, el abandono del gasto social, se han traducido en un agravamiento de los enormes déficits sociales del país y han roto la cohesión social, lo que ha desvalorado aún más el débil sistema democrático.
En ambas circunstancias, las exigencias parecen apuntar a un redimensionamiento del gasto social, nunca a su disminución y marginamiento.
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[1] El caso de Nicaragua es notable, ya que en el período 1990-2005 mantuvo los mayores niveles de endeudamiento, seguido de Honduras y, en parte, Panamá, pero hoy es el segundo país con menos deuda, después de Guatemala. En cambio, Honduras ha elevado su endeudamiento a niveles de riesgo de insostenibilidad.