CESPAD: posibles escenarios de salida de la crisis en Honduras

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Desde el 2010, el Centro de Estudio para la Democracia (CESPAD), ha elaborado diferentes informes de análisis prospectivos para darle seguimiento a la crisis política e institucional abierta en el país a partir del golpe de Estado del 28 de junio del 2009. La “prospectiva” (exploración de oportunidades y riesgos futuros) proyecta una gama de posibles resultados y permiten que las personas piensen acerca del futuro de diversas maneras. Identifican lo que podría suceder.

El informe del CESPAD, titulado  “Después del fraude electoral en honduras: posibles salidas democráticas”, se centra en el análisis del fraude electoral suscitado en las elecciones del 26 de noviembre del 2017, que desencadenó un amplio movimiento social y reactivó con mayor fuerza la crisis política gestada en el 2009. Los escenarios posibles, en medio de la crisis, a continuación:

Administración de la  prolongación  de la crisis

Un primer  escenario plantea que el régimen de Hernández logra administrar la crisis porque, entre otros aspectos analizados en el informe, el Frente Amplio de Oposición al régimen de JOH, no avanza e incluso desvanece sin aglutinar a la ciudadanía opositora en la lucha.

Las diferencias entre la oposición son fuertes. Los liderazgos de José Manuel Zelaya, Salvador Nasralla y Luis Zelaya se diferencian y se distancian. Entre tanto, las clases dominantes, grupos de poder y élites se mantienen alineadas con el régimen de Hernández.

De acuerdo con el CESPAD, este escenario plantea que la oposición social, en especial los movimientos sociales, no logran escalar a nivel nacional y se siguen expresando como micro resistencias aisladas y dispersas, sin una movilización de manera sostenida. En la actualidad, dice el Centro de Estudio, “estamos de alguna manera en este escenario. Es el menos deseable, pero con más probabilidades de que se materialice debido al poder institucional que controla Hernández, a las debilidades de la oposición política y de la oposición social. De alguna manera, estamos en un “proceso de normalización y administración de la crisis”.

Un nuevo pacto político-democrático e incluyente

En este escenario, las fuerzas políticas, tanto dentro del gobierno como de la  oposición,  plantean voluntad o se sienten obligadas a sentarse a dialogar y a construir acuerdos políticos profundos para UN PACTO NACIONAL DE TRANSFORMACIÓN DEMOCRÁTICA DE LA SOCIEDAD HONDUREÑA.

La posibilidad de viabilizar este Acuerdo Nacional es a través de reformas políticas profundas en el actual Congreso Nacional, o a través de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Sin embargo, para que este escenario ocurra, las movilizaciones ciudadanas contra el régimen adquieren algún tipo de reactivación, que llevan a provocar que el diálogo político se retorne como prioridad en la agenda nacional.

En la misma dirección, diferentes actores de la sociedad civil presionan porque se retome el diálogo político como un mecanismo para enfrentar la crisis y para producir acuerdos y reformas políticas democráticas e incluyentes. Entre tanto, la oposición política y JOH llegan a acuerdos básicos de las condiciones mínimas para un diálogo político que permita salir de la crisis y producir cambios democráticos.

Para el CESPAD, en este escenario, los actores internacionales (sobre todo el gobierno de los Estados Unidos) presionan también para que se produzca un diálogo político para encontrar una salida consensuada a la crisis nacional. Este contexto es el más deseable pero es el menos probable, ya que no existe voluntad política del actual régimen para hacer reformas democráticas en el país. Además, las principales fuerzas políticas están muy polarizadas, apertrechadas en la lógica de la guerra, esperando salir victoriosas, derrotando a las otras fuerzas políticas, afirma el CESPAD.

 Radicalización de la crisis y de la lucha política

Este es un escenario en el cual la polarización de la crisis política se intensifica en todos los espacios. La crisis vuelve a los tiempos inmediatos después de las elecciones, o con mayor intensidad; se logra construir un Frente Amplio de Oposición al régimen de JOH, que incluye a todos los opositores políticos sociales, económicos, religiosos y mediáticos.  Este Frente Amplio logra establecer nexos fuertes con la ciudadanía que impugna la reelección ilegal, ilegítima y fraudulenta de Hernández.

En este contexto, de acuerdo con el análisis prospectivo del CESPAD, la oposición política se fortalece y las diferencias entre los liderazgos de José Manuel Zelaya, Salvador Nasralla, Luis Zelaya y otros liderazgos de la sociedad hondureña, desaparecen. La oposición social, en especial los movimientos sociales, logran escalar de nivel y se expresan a escala nacional, entre tanto el diálogo político fracasa y se retiran los principales actores, quedando en soledad el Partido Nacional y algunos partidos políticos que le son afines. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), confirma que el diálogo bajo esas condiciones no es posible.

Por otro lado, las diferencias en el interior del Partido Nacional salen a luz pública y no logra gobernar Juan Orlando Hernández con “normalidad”. Se producen des-alineamientos con el régimen de Hernández en las clases dominantes, grupos de poder y élites. Se llega a momentos de ruptura entre el régimen y algunos sectores de poder en la sociedad hondureña.

Asimismo, el gobierno de los Estados Unidos reduce el apoyo al régimen de Hernández, o le impone condiciones más duras, sobre todo en el tema de la corrupción.  La comunidad internacional se alinea con las posiciones de los Estados y también presiona al régimen de Hernández para que ceda espacios a la oposición. La Policía Nacional Preventiva y los militares, aunque en general siguen apoyando a Juan Orlando Hernández, fijan un posicionamiento en el que no están dispuestos a enfrentarse con el pueblo hondureño. Exigen al gobierno y a los diferentes sectores que se construya una salida política.

Este escenario, agrega el CESPAD, se ubica en una situación intermedia; es medianamente deseable porque obligaría a las élites a buscar cambios o permitiría que las fuerzas políticas de oposición tomaran el gobierno, pero a un costo social y humano muy elevado. También tiene algunas posibilidades de que se materialice, pero en gran parte depende del trabajo estratégico y talento de la oposición política.

En su informe, el CESPAD plantea los principales desafíos para los movimientos sociales. Asimismo, las probables acciones a corto, mediano y largo plazo, que realizadas estos movimientos inmersos en la crisis, podrían contribuir a delinear una salida democrática a la crisis que atraviesa Honduras.

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