Indígenas y diversidad sexual, grupos que no tiene espacios para optar a cargos de elección popular en Honduras

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Por: Xiomara Orellana

La ausencia es notoria. En las planillas que los 15 partidos políticos inscribieron en las elecciones generales del 28 de noviembre del 2021 en Honduras, no hay pueblos indígenas, afro-hondureños, mujeres, población LGTBI y personas con discapacidad. Tienen años de exigir sus derechos políticos, sociales y económicos, pero siguen marginados y en el olvido. 11 procesos electorales se han realizado en Honduras desde el regreso a la democracia en 1981 y muy poca o nula participación se les ha dado a estos segmentos poblacionales.

En las elecciones del año 2013, cuando se amplió la oferta electoral, luego del golpe de Estado al gobierno de Manuel Zelaya Rosales (2009), surgieron nuevos partidos políticos pero pocos espacios se les continuaba dando a los indígenas, a la comunidad LGBT, y a las mujeres.

La comunidad LGBTQ sin representación política

Nombres como el de Claudia Spelltman, Erick Martínez aún se recuerdan en el país. Ellos son dos miembros de la diversidad sexual que participaron, por primera vez, en la contienda electoral del año 2013. Pero terminaron demandando al Pastor Evelio Reyes, de la iglesia Vida Abundante, porque incitó a su congregación, a través de sus mensajes evangelísticos, a no votar por homosexuales ni lesbianas. Por eso le presentaron un requerimiento fiscal “porque las iglesias no se pueden meter en la política”, considera Indira Mendoza, de la Red Lésbica Catrachas.

Las elecciones del 2017 fueron la contienda electoral en la que mayor cantidad de personas de la comunidad LGTBI participaron: mujeres lesbianas, hombres gays, mujeres y hombres trans compitiendo en el proceso electoral. “Eran personas fuera del closet, abiertamente LGBTI, pero en las elecciones del 2021, esa participación desapareció”, comenta Indira, quien afirma, además, que los prejuicios culturales de la sociedad hondureña le han pasado factura a este segmento poblacional.

Indira Mendoza, coordinadora de la Red Lésbico-Gay, Catrachas, en Honduras.
Indira Mendoza, coordinadora de la Red Lésbico-Gay, Catrachas, en Honduras.

De hecho, en las elecciones políticas 2021 solo se registra el caso de Miguel Caballero, un reconocido hombre gay (del mundo del espectáculo hondureño) que busca una diputación por el departamento de Francisco Morazán.

Kevhin Ramos, quien es el gerente del Programa de Participación Política del Centro para el Desarrollo y la Cooperación LGTBI-SOMOS CDC, dice que él ha participado por dos ocasiones en el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), en la primera como precandidato a diputado por Comayagua y en la segunda, optando a la coordinación de la Juventud en las elecciones primarias.

Pero esta comunidad enfrenta fuertes obstáculos para participar en política porque se enfrentan a la desigualdad económica, a la falta de apoyo de los partidos políticos, a la discriminación y a la homofobia. “Creo que la influencia del sector religioso, así como la brecha de desigualdad que existe, así como la violencia, las condiciones de inseguridad y la poca oportunidad que los institutos políticos brindan, nos está limitando”, explica Mendoza.

En este proceso electoral del 2021 no hay representación directamente de la comunidad LGTBI, o personajes del mundo político que luchen por el voto LGTBI. Lo que hay son personas aliadas a la comunidad LGTBI, que apoyan el derecho de la comunidad y lo defienden de la homofobia que hay contra los miembros.

“La discriminación, el odio, el desprecio, la utilización de la imagen destruye las ganas de las personas de participar en política y es lo que logra el fundamentalismo religioso y la ultraderecha, los homofóbicos. Sufrieron tanto estas personas que representaron a la comunidad y por eso decidieron no participar porque fue algo doloroso y humillante”, explica la representante de Catrachas.

En Honduras el comité de Diversidad Sexual de Honduras (CDSH), integrado por Asociación Kukulcán, Asociación Colectivo Violeta, Asociación LGTB Arcoíris de Honduras, el Grupo Lésbico Bisexual Ixchel, el Grupo Lésbico Bisexual Litos, Asociación Cozumel Trans y la Asociación para una Vida Mejor de Personas Infectadas y Afectadas por VIH en Honduras (APUVIMEH), así como la Red Lésbica Catrachas, SOMOS-CDC, consideran que no hay apoyo para la participación política de sus miembros. “No es que hay una exclusión, o que no los llamen, pero no todo mundo quiere sufrir y quizás el camino no sea la representación en el Congreso Nacional, sino los mecanismos de Derechos Humanos y lograr iniciativas de ley”, explican.

Los integrantes de esta comunidad afirman que el avance en la promulgación de los derechos para la comunidad LGTBI, va más allá se ser visibles o no, políticamente hablando. Por eso, desde afuera trabajan y hacen incidencia desde otras trincheras porque consideran que, aunque la ausencia de su imagen en la política no es una situación que deba definirse como malo o bueno, no estar es producto de la discriminación.

“En lugar de ir abriendo camino los espacios se cierran”, lamenta Mendoza, quien dice que, para el caso, las mujeres trans “no quisieron participar por la discriminación que han sufrido en años anteriores”. Sumado al rechazo y al prejuicio de sus candidatos, esta comunidad también asegura que ni los mismos partidos por los cuales lanzan su candidatura les apoyan.

En el interior del país, indígenas luchan, pero no obtiene representación política

Los prejuicios y la intolerancia son las principales razones por las que los indígenas no logran incursionar en cargos para elección popular. Se les considera personas sin experiencia y con poco que aportar a la sociedad. Sobre esto, María Felicita López, es quien mejor puede contar la experiencia de la discriminación y marginamiento de las y los indígenas para lograr espacios en la política hondureña.

Esta diminuta mujer, lideresa indígena del departamento de La Paz, enfrenta una lucha contra una sociedad machista, dice, que en vez de apoyárseles se les estigmatiza. “No hay leyes que les protejan tanto a las mujeres, los indígenas, campesinos, discapacitados y comunidad LGTBI, más bien asegura que los condenan”, agrega.

“Las mujeres indígenas no tenemos igualdad de condiciones para participar en política. Incluso, no tenemos acceso a los medios de comunicación, a los recursos para dar a conocer nuestra propuesta y luchar por nuestros pueblos”, dice la lideresa indígena, quien lucha permanentemente por incorporar a las mujeres Lencas en los procesos de participación política.

Felícita López, Coordinadora de las mujeres del Movimiento Indígena Lenca de La Paz (Milpah).
Felícita López, Coordinadora de las mujeres del Movimiento Indígena Lenca de La Paz (Milpah).

Dentro de la comunidad indígena es mínima la representación. Sólo se ubica a Olivia Zúñiga, hija de Berta Cáceres, la ambientalista asesinada en el 2016, que busca en la actual contienda electoral una segunda diputación en el Congreso Nacional, y que representa al pueblo Lenca. Hubo otro intento con un miembro del Movimiento Independiente Indígena Lenca de La Paz, Honduras (MILPAH), pero no logró pasar del proceso interno de selección de candidatos a cargos de elección popular.

De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo e Inclusión Social (SEDIS), en el siguiente cuadro se muestra el número de indígenas, por etnia, que históricamente, no solo en procesos de elecciones políticas, han estado abandonado por el Estado y gobiernos de Honduras.

¡Aunque han ganado pocos espacios, las mujeres siguen su lucha!

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, (PNUD), el liderazgo de las mujeres es fundamental para el desarrollo de la política, educación, salud, economía y de la justicia, también su rol activo para trabajar contra la violencia y la necesidad de prevenirla. Pero esa premisa no se lleva a la práctica en países como Honduras.

No se trata necesariamente de un problema de falta de participación política, sino de que las mujeres, por más que participen, no consiguen ser electas. “Los obstáculos que tenemos las mujeres, grupos indígenas, LGTBI, discapacitados para obtener un puesto de cargo público son múltiples”, explica Wendy Cruz, defensora de derechos de las mujeres del área rural, de la Vía Campesina.

En su valoración del tema, Cruz dice que aparte de los grupos indígenas, los miembros de la comunidad lésbico-gay, al igual que las mujeres, son grupos poblacionales que en Honduras no tienen cabida en la política electoral. “De hecho, el grupo que más representación ha tenido es la comunidad garífuna. Han llegado, incluso, a tener su pequeña “bancadita” en el Congreso Nacional.  “Lamentablemente, en este país estos grupos nos encontramos en total desventaja”, lamenta.

De acuerdo con las representantes de grupos de mujeres en el país como Cruz, el problema está en la oferta de las candidaturas. Las mujeres no llegan a ser candidatas a los cargos de representación popular y, cuando lo consiguen son colocadas en “puestos perdedores”. Ella explica que esto ocurre porque la política ha sido siempre cooptada por el liderazgo de los hombres y son los que al final, acaparan los recursos. “Además de que en Honduras la política es muy manipulada por los medios de comunicación”.

Wendy Cruz, dirigente de la Vía Campesina, Honduras.
Wendy Cruz, dirigente de la Vía Campesina, Honduras.

En las elecciones internas 2021 se evidenció la gran desigualdad en cuanto al porcentaje de hombres y mujeres que se postularon por primera vez a una diputación o alcaldía. En relación a los puestos los candidatos/as a alcaldes de cabeceras departamentales, el Partido Nacional (dos corrientes) presentó 31 hombres y 5 mujeres, mientras, el Partido Liberal (en sus tres corrientes) en total registró 50 hombres y 4 mujeres.

En la actualidad, por otro lado, el Congreso Nacional de Honduras está ocupado, apenas, por un 21.21% de mujeres ocupando puestos titulares, respecto a un 79.79% que ocupan los hombres (101 diputados), según datos del Consejo Nacional Electoral (CNE).

El CESPAD, en un informe sobre el tema, destacó que, en el año 2018, de las 298 alcaldías, 275 son dirigidas por hombres y apenas 23 por mujeres. Las mujeres fueron relegadas en los cargos de vicealcaldesas, representando un 92% contra un 8% de vicealcaldes hombres.

La lucha ha sido tenaz y contante. Pero solo así las mujeres organizadas han logrado, primero ganar un 30 por ciento de participación en la política, después el 40 y ahora el 50 por ciento. El Congreso Nacional aprobó el 14 de octubre del 2020, los artículos 72 al 75 de la nueva Ley Electoral, relativos a la aplicación de la paridad y alternancia real entre hombres y mujeres en las elecciones primarias y generales del país.

Ganaron también la alternancia en candidatos y candidatas de diputados propietarios. “Hay que trabajar mucho con la sociedad porque existe en el imaginario que todo se centra alrededor de los hombres”, refiere la líder de la Vía Campesina, quien a su juicio “no visibilizan a las mujeres, que pueden hacer una participación política diferente, pensando desde las necesidades que tiene la población en general”.

Por eso consideran que no sólo es darle participación, sino que la institucionalidad debe ayudar a todos los grupos excluidos, a nivelar la participación política en igualdad de condiciones.

La deuda histórica que tiene el Estado de Honduras para darles una participación real a las mujeres, indígenas, campesinas, discapacitados y comunidad LGTBI, es alta. Pero, sin duda alguna, el gran reto es que la sociedad deje atrás la homofobia y otras miradas hacia estos sectores, que no respaldan a su fortalecimiento y a que se les considere una opción real para abonar al cambio.