Por, René Estrada, pasante de periodismo en CESPAD
Edición, Claudia Mendoza
En la cálida mañana de las primeras horas del mes septiembre del 2021, en un rinconcito elevado del pueblo de Copán Ruinas, comenzaron a llegar las mujeres y hombres de diferentes organizaciones defensoras de los bienes comunes de la naturaleza y de derechos humanos del occidente de Honduras. «Encuentro regional: pensando el bicentenario desde los pueblos», le llamaron al evento al que se convocaron para, contrario a los festejos del gobierno, analizar doscientos años de un mal llamado descubrimiento de América, que ha estado preñado de abusos, violaciones de derechos humanos, saqueo de las riquezas naturales de los pueblos y asesinatos de lideres y lideresas indígenas.
Comenzaron el día con un acto de reverencia a la madre tierra y para ello encendieron el altar en honor al territorio nacional, su agricultura y sus cosechas, mientras se pedía por la salud y el bienestar de los hondureños.
Rode Murcia lleva años como lideresa indígena de la zona. Y como coordinadora de la Coalición Ambientalista de Copán (CAC), se sumó a un espacio en el que aprovechó para reflexionar sobre la celebración de independencia que se vive en el país.
Rode dio las palabras de bienvenida al encuentro, y aprovechó esos minutos para decir que pese al olvido que ha sufrido su pueblo, citando como ejemplo las paupérrimas condiciones de vida, o el deterioro de las carreteras que conducen a las localidades donde vive su comunidad, se siente muy orgullosa de sus raíces Maya-Chortí.
Pero el evento continuaba y antes de darle la bienvenida al primer ponente, la defensora de los derechos humanos Gabriela Portillo, explicó las medidas de bioseguridad a seguirse a lo largo de un evento que se llevará desde el 1 y 2 de septiembre, mientras se repartieron kits de bioseguridad para todos los asistentes.
Y así, de forma muy ordenada y con mucha emoción, se siguieron los pasos establecidos y, con mascarillas puestas y manos desinfectadas, se le daba la bienvenida a la feminista y lideresa de Movimiento Ambientalista Santabarbarense (MAS), Betty Vásquez.
Feminismo comunitario y la lucha de las mujeres indígenas
Al calor de las velas encendidas del altar, Vásquez alzó un canto que hacía referencia a los cuatro elementos y la relación que estos tienen en el cuerpo humano. Con un ritmo lento y una melodía tranquila, las palabras “tierra mi cuerpo, agua mi sangre, aire mi aliento, fuego mi espíritu” se entonaron por un par de minutos y luego de un largo suspiro, era momento de hablar de “Feminismo comunitario y la lucha de las mujeres indígenas”.
Betty Vásquez, desde su posición como coordinadora del Movimiento Ambientalista Santabarbarense (MAS), dejó claro en su ponencia que es importante la lucha por los derechos de las mujeres desde cada territorio, pero que se debe construir desde la comunidad. Hizo hincapié en la democratización de los hogares ya que, si el cambio no comienza desde adentro, difícilmente se podrá mantener la lucha por los derechos. Al finalizar, recalcó que “la cultura debe prevalecer sobre el dinero”.
Vásquez se refirió a otros aspectos en su participación, pero, al finalizar, fue despedida con un fuerte aplauso que le dio paso a la ponencia de Ramiro Lara, representante de la Asociación de Organizaciones No Gubernamentales (ASONOG), quien aprovechó el momento para hablar de los “Proyectos Extractivistas” que irrumpen en las comunidades hondureñas sin consultas a las poblaciones.
Entre testimonios y ejemplos, Lara, un curtido defensor de los derechos ambientales en el occidente del Honduras, explicaba la importancia de la organización entre las comunidades, para conocer y, en el mejor de los casos, detener las leyes que permiten la extracción de sus bienes comunes, mientras, las velas del altar se consumían con entusiasmo.
Lara dejó en claro que el extractivismo se desarrolla en distintas actividades como la minería metálica y no metálica, la tala de bosques y la construcción de proyectos hidroeléctricos en aguas que abastecen a diferentes municipalidades. También recordó la importancia de la lucha comunitaria y mencionó cómo desde la ASONOG se han organizado para luchar en contra de las empresas mineras que buscan apropiarse de los recursos de la tierra.
Mesas de trabajo
Minutos después de la participación de Lara, se dio paso a un merecido receso, ya que se procedería a la realización de los grupos para las mesas de trabajo, en las que se llevarían a cabo enriquecedores debates.
Esta actividad se llevó a cabo en dos grupos simultáneos, uno liderado por el Centro de Estudio a la Democracia (CESPAD). Lucía Vijil aprovechó el espacio para dar a colocar en la mesa de discusión, los enclaves históricos de Honduras y la incidencia del narcotráfico y la pandemia por el covid-19 en las próximas elecciones.
Al mismo tiempo, los representantes del ASONOG abrieron el espacio para compartir los diferentes puntos de vista respecto a las expropiaciones y las luchas por los territorios de los pueblos originarios.
Este espacio sirvió para debatir, además, temas como los abusos de las políticas extractivistas y la necesidad de la unión para la protección de las tierras de los pueblos originarios. El llamado de reunión se extiende para el siguiente día a primeras horas de la mañana.
No hay bicentenario de independencia que conmemorar dice la Conimch, la Conadim, la Red de Mujeres de Santa Rosa, la Conamich, el Mas, el Ocdih, la Casm, Azacualpa, la Coalición, la Red de Cabañas, la Red de Copán, Asonog y el Cespad, las organizaciones presentes en el “Encuentro regional: pensando el bicentenario desde los pueblos”.
Son doscientos años de ultrajes, crímenes, despojos de tierras, persecuciones, encarcelamientos y asesinatos de los pueblos indígenas de Honduras lo que hay que debatir, y juntos, los pueblos, buscar un alto. Y así, con clima caluroso y con los ánimos arriba, el primer día del encuentro se daba por terminado y los miembros de las diferentes organizaciones se fueron a casa.