Por: Xiomara Orellana
Edición: Claudia Mendoza
“A los migrantes hondureños se nos está negando el derecho de elegir autoridades”, corearon decenas de personas en Estados Unidos el pasado 19 de julio, frente a la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Washington. La fecha de las elecciones generales en Honduras se acerca y miles de migrantes que se encuentran radicados en el exterior se enfrentan a lo que llaman “la indiferencia” de su gobierno, porque se les está excluyendo de participar en las elecciones, pese a que con los más de cinco mil millones de dólares que envían en remesas, sostienen a Honduras.
Desde hace varios meses, diversas ciudades y ahora las sedes de entes internacionales, siempre en Estados Unidos, se han convertido en el escenario para las manifestaciones que realizan los migrantes hondureños. Quieren ser escuchados, dice Juan Flores, Presidente de la Fundación 15 de septiembre, “por eso solo nos queda la comunidad internacional por esta violación que nos hacen, para que no participemos en el próximo proceso electoral”.
La frustración es evidente. Los hondureños alegan que el decreto 72-2001, conocido como Ley Especial para el Ejercicio del Sufragio de los hondureños en el Exterior, publicada el 19 de junio de 2001, los faculta a votar. Pero los están dejando de lado porque “argumentan que no nos interesa votar y eso no es cierto. Lo que pasa es que nos tiene relegados”, criticó Flores.
La posibilidad de votar se esfuma
El problema comienza por la falta de “enrolamiento”, una figura que permite la inscripción de las y los hondureños para la obtención de la nueva cédula o tarjeta de identidad. De acuerdo con las denuncias, las y los hondureños radicados en el exterior han solicitado ser parte del nuevo proceso de identificación. Sin embargo, no ha habido respuestas a los migrantes, una comunidad, dice Flores, que mantiene a flote al país con las remesas que generan. “Ayudamos al país. Ni eso les importa”.
No votar en las elecciones del 28 de noviembre equivale para los migrantes a un retroceso en la democracia. Ninguna de las puertas que tocaron en el país les dio respuestas, por eso ahora denuncian ante la comunidad internacional la situación, con el objetivo de hallar un mecanismo que les permita ejercer el sufragio. En la gira de denuncias, han visitado el Departamento de Estado, la OEA y han sostenido encuentros con varios senadores demócratas.
Pero los hondureños no solo denuncian. También piden castigo para las autoridades que se han negado enrolarlos, a incluirlos, en el proceso. Por eso piden que Estados Unidos incluya en la lista Engel a las personas “non gratas, para que no puedan visitar ese país porque son personajes ligados a la corrupción. Ellos quieren evitar que el voto extranjero hable en las urnas”.
Juan Flores dice que el 20 por ciento de la población hondureña radicada en Estados Unidos que no fue identificada, es a la que hoy se le impiden votar. “Éstas no serán unas elecciones transparentes y auténticas porque no podremos votar”, cuestiona.
La comunidad de “catrachos” analiza con tristeza el hecho que no se valore su voto. En las listas que manejan a través de los consulados, solo contabilizan un total de 50 mil personas. “Eso es porque aquí solo cuentan los cambios domiciliarios, pero somos más de un millón viviendo en Estados Unidos y de ellos, fácilmente votaremos 150 mil. Eso haría la diferencia en los resultados”.
Partido Nacional se opone al voto en el extranjero
“Está claro que el Partido Nacional se ha opuesto al voto en el extranjero. Lo digo como miembro de la Comisión Electoral, como miembro de la Comisión de Dictamen que permitió la redacción final de la Ley Electoral en la cual, el voto en el extranjero nunca tuvo interés por parte del Partido Nacional”, afirmó, de manera contundente, el diputado Juan Carlos Elvir, al CESPAD, al ser consultado al respecto.
Elvir, diputado del partido Liberal, explicó el por qué no hay fuerza ni interés para impulsar el voto de la comunidad hondureña en el exterior. En principio, Elvir dice que el voto en el extranjero es un derecho adquirido, que debe prevalecer para los hondureños aunque vivan fuera de nuestras fronteras patrias. Sin embargo, afirma que si en Honduras se cuestiona el manejo y la administración de las mesas electorales, esta se vuelve una situación mucho más delicada en el exterior. “Si se vuelve complejo el enrolamiento y la manipulación de las cédulas, de identidades, qué podemos esperar en el extranjero, sobre todo cuando un Gobierno secuestra la institucionalidad”, criticó.
Elvir agrega que es “el aparato gubernamental hace los procesos de intervención que van desde el control del flujo migratorio, de las cédulas de identidad y de las que pueden entregar o no”. Considera que esta situación es un atropello porque el reclamo del documento es irrenunciable y de carácter personal.
Pero a la par del malestar que persiste porque no se enroló a los migrantes hondureños, otro argumento que existe para desestimar el voto de esa comunidad que resulta muy oneroso, es decir, el costo de la emisión es alto. Pero los hondureños en el exterior consideran que es una conquista que debe atenderse y, por lo tanto, “se deben buscar los mecanismos para que la mayor cantidad de gente participe y que el proceso no sea manipulado, incorporando un sistema para administrar el proceso electoral in situ”, dicen los consultados.
Votar es un derecho humano
Los migrantes insisten en recordar que el hecho que un hondureño salga de su país no implica que pierda sus derechos ciudadanos. Además, que los derechos políticos son derechos humanos, reconocidos tanto en la Constitución como en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos ratificados por Honduras.
De acuerdo con datos del Banco Central de Honduras, el 89,6 % de las remesas en el 2019, fueron por inmigrantes radicados en Estados Unidos, país donde se estima que viven más de un millón de hondureños.
Por eso Flores le recuerda a la institucionalidad hondureña encargada de la conducción de las elecciones generales, que los migrantes sostienen a Honduras con el envío de remesas. De hecho, en los primeros tres meses del 2021, se registraron 280 millones de dólares más que en el mismo periodo del 2020. En total, en el 2021, Honduras recibió, hasta abril, 500 millones de dólares en remesas. Al cierre de 2020, las remesas sumaron 5.736,6 millones de dólares frente a 5.522 millones recibidos en 2019, lo que supone un alza de 214,6 millones, según el BCH.
Pero el hondureño está enfrentando varios obstáculos para cumplir con su deber de votar y el analista Rafael Jerez, considera que el primer obstáculo para un hondureño que reside fuera del país es no se le incluyó en el levantamiento de datos biométricos para la entrega del documento nacional de identificación.
“Hay que ser categóricos, es una violación a los derechos humanos, porque los hondureños deben estar identificados conforme al plazo que el Congreso fijó, no solamente a que sean registrados y tengan la tarjeta de identidad. Sino instalar las casillas de votación o las juntas receptoras de votos en el exterior y hasta el momento esto no se ha visto como una prioridad”, señaló.
Estas elecciones cobran especial relevancia porque hay más hondureños fuera del país debido a la crisis generada por la pandemia y los huracanes Eta y Iota. “Ellos también tienen derecho a incidir en el futuro del país y, por ende, en sus probabilidades de que si regresan eventualmente, contribuyan, desde el exterior, al sostenimiento de muchas de sus familias que todavía radican aquí”.
Los migrantes en Estados Unidos piden ser parte de este proceso electoral. Quieren involucrarse porque dicen que ya no quieren ser víctimas de un sistema que la clase política ha manchado por la excesiva corrupción, olvidando que su compromiso es con la gente que los eligió.
“No subestimen a la comunidad migrante porque hacemos esfuerzos y gestiones para ayudar al país y estamos denunciando esta violación al negarnos el derecho a votar”, finaliza diciendo Juan Flores, el líder hondureño que encabeza la lucha para que la comunidad de hondureños vote en la nación del norte.
