Jose. A. Ochoa, analista del CESPAD.
12 de abril, 2021
Las elecciones primarias, realizadas el pasado 14 de marzo, es el mecanismo que los partidos de Honduras tienen con un triple propósito:
i) Legitimar la selección de las personas que ya cuentan con el aval de las élites partidarias, para las candidaturas a las elecciones generales,
ii) Identificar otros liderazgos alternativos que cuenten con respaldo del electorado, y
iii) Medir cuánta es y cómo está distribuida territorialmente la militancia, también denominada como voto duro del partido.
En línea con el último punto y asumiendo la validez de los datos publicados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) (https://resultadosprimarias2021.cne.hn/), la participación en el proceso interno de marzo permite la siguiente lectura sobre el estado actual de los partidos participantes en esa contienda:
- El Partido Libertad y Refundación (LIBRE) obtendría un aumento del 20% respecto de las elecciones primarias de 2017 y se acercaría al respaldo que tenía en sus orígenes, cuando era impulsado por movimientos sociales y disidentes liberales en el Frente Nacional de Resistencia Popular (2010 – 2013). LIBRE ha sido el partido que más personas ha llevado como pre-candidados/as en las planillas legislativas y municipales, distribuidas en nueve corrientes internas.
2. El Partido Liberal registraría, en comparación con los anteriores comicios primarios, un incremento superior al 10% y esto representaría un resultado importante si se considera que, en las generales de 2017, obtuvo algo menos de 500 mil votos para la Presidencia y quedó como tercera bancada en el Congreso de la República. Con independencia de su constante tendencia hacia la división interna, es un hecho que las tres corrientes participantes en las elecciones primarias han aportado un caudal electoral similar al 2012.
3. De acuerdo a estos resultados, la oposición política en conjunto llegaría a su punto más alto en los últimos 10 años y sería la primera vez que el voto duro de los partidos LIBRE y Liberal crecen al mismo tiempo, es decir, que uno no le resta votos al otro. Una posible explicación a esta situación es que nuevos votantes, otros que habían dejado de votar en las elecciones anteriores e incluso simpatizantes de otros partidos se identifican con estas dos fuerzas políticas, como alternativa de cambio al actual régimen.
4. El nacionalismo es el que más ha perdido en estas primarias: por una parte tendría 15% de votos menos en comparación con las elecciones primarias de 2017 y, por otra, es el partido con más papeletas nulas y blancas: casi 200 mil de sus votantes rechazan a todos los precandidatos nacionalistas como Presidente de la nación. Este voto de castigo podría estar relacionado con el desgaste de una década gobernando en medio de actos de corrupción -antes y durante la pandemia- y reiteradas acusaciones de sus vínculos con el crimen organizado.
5. No obstante, a pesar de su volatilidad electoral (cantidad de votos que pierde entre una elección y otra), el Partido Nacional es el que tiene el mayor número de adherente y cohesión interna (los precandidatos perdedores –en los diferentes niveles- han reconocido al ganador a pesar de las irregularidades en las elecciones), cuenta con una política sostenida para establecer relaciones clientelares por medio de programas sociales y ha institucionalizado el uso de fondos públicos e ilícitos en campañas políticas. Con lo cual, ganaría en forma individual si hoy fuesen los comicios generales, aunque con menos del 25% del censo electoral (y eso bajo el supuesto que los votos nulos y blancos se convirtiesen en válidos a favor del candidato nacionalista).
6. A falta de una segunda vuelta en Honduras (reforma que con astucia ha bloqueado la bancada nacionalista), la única forma de que surja un gobierno con mayor legitimidad en las elecciones de noviembre próximo es a través de una alianza electoral, que respalde a los partidos mayoritarios o bien a una fuerza alternativa y con el voto de quienes hoy no tienen color político. En este panorama, un actor clave sería el Partido Salvador de Honduras (PSH).
7. Prácticamente la mitad del electorado hondureño (48%) no se define como liberal, nacionalista ni “libre”, a lo que se sumará un porcentaje de las personas que se enrolarán por primera vez en los próximos 8 meses y, por ello, ambos grupos (independientes y nuevos votantes) serán determinantes para definir el relevo en la Presidencia de la República y los apoyos o el rechazo para que los partidos que integrarán la Cámara Legislativa.