Por Xiomara Orellana
Los señalamientos contra Juan Orlando Hernández, emanados desde la Fiscalía de Nueva York, por vínculos con la narcoactividad, continúan de manera reiterativa. ¿Qué “jugadas” le quedan a Hernández, en un contexto que sugiere para algunos analistas, que una acusación en su contra se está fraguando desde Estados Unidos?
Y es que no sólo es el testimonio de un narcotraficante declarando en su contra, son varios los testimonios que, junto a investigaciones de más de cinco años de la Agencia para la Administración del control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés), han ido fortaleciendo la tesis de que el presidente de Honduras sí ha participado en la narcoactividad en el país.
Un breve recuento de la fuerte acusación de un narco
Algunos de los narcotraficantes que han implicado a Hernández y a sus más cercanos colaboradores son, por ejemplo, un testigo colaborador en el juicio contra Juan Antonio “Tony” Hernández Alvarado, Alexander Ardón, ex alcalde de El Paraíso, en el departamento de Copán.
Ardón testificó ante la Corte de Nueva York que en el año 2009, Porfirio Lobo Sosa, ex presidente de Honduras, le pidió dos millones de dólares en ganancias del tráfico de drogas, para apoyar su campaña para la presidencia y la campaña de CC-4, para lograr un escaño en el Congreso Nacional. También dijo en su testimonio, que en el 2012 le pidió a Lobo Sosa, protección contra un narcotraficante rival y, en respuesta (ayuda), el ex mandatario le envió más de 100 soldados del ejército hondureño, armados con M16, M 60 y cohetes, lanzagranadas propulsadas, para protegerlo.
Luego, en 2017, Ardón sostuvo que se reunió con Tony Hernández Alvarado y con CC-4 en Honduras. CC-4, quien se colige, de acuerdo con la documentación en poder de la Fiscalía de Nueva York, que es Juan Orlando Hernández, le pidió a Ardón que “financiara” la campaña del Partido Nacional en ciertas zonas de Honduras”. Para lograrlo, es en esta parte de la declaración que Ardón afirma que Joaquín “El Chapo” Guzmán, le dio un millón de dólares directamente a Tony Hernández.
Finalmente, en las mociones in limine presentadas recientemente para el próximo juicio United States v. Geovanny Fuentes Ramírez, que aparece en el registro S6 15 Cr. 379 (PKC), la Fiscalía de Nueva York, el testimonio anticipado de testigos revela que CC-4 le dijo a Fuentes Ramírez que iba a «meter la droga en las narices de los gringos», una referencia al envío de cocaína a los Estados Unidos.
La defensa de Fuentes Ramírez solicitó la liberación para su representado, pero se ha denegado porque las autoridades norteamericanas consideran que la Moción de liberación de Geovanny Fuentes, “enviaría el mensaje a CC-4 y otros políticos corruptos en los niveles más altos del gobierno hondureño de que esta conducta no será tolerada en los Estados Unidos y que, al contrario, el tráfico de cocaína a esta comunidad tiene consecuencias”.
Los señalamientos contra Hernández, que no paran
Con este panorama, Juan Orlando Hernández tiene complicaciones serias. Se le señala como co-conspirador, como facilitador y como un político que usó el poder para el servicio de los carteles de la droga en Honduras. “Se fortalecen esas tendencias, coinciden, todos los caminos de las acusaciones, de testimonios, de pruebas testificales, indagaciones de la DEA, documentación que tiene la Fiscalía de Nueva York. Todos desembocan en señalar al gran facilitador del tráfico de drogas hacia Estados Unidos, al Presidente Juan Orlando Hernández en este momento”, dice al analizar este entramado el sociólogo y analista del Centro de Estudio para la Democracia (CESPAD), Eugenio Sosa.
Esta situación, también para el ex agente de la DEA, Mike Vigil, solo muestra que la evidencia e información aumenta en la Fiscalía de Nueva York, contra el Presidente de Honduras. “Se está acumulando mucha información y evidencia en Estados Unidos. Los fiscales de Nueva York son los mejores que tenemos; tienen en la mira a Juan Orlando”, sostiene.
Vigil considera que Tony Hernández operó abiertamente en Honduras porque todo apunta a que tenía el aliado perfecto. “Se me hace curioso que Tony no hubiera operado en la forma en que operó si no tenía la protección de su hermano. La gente que está metida en el narco no puede funcionar eficazmente si no tiene protección y en este caso, que mejor que su hermano el Presidente”, apuntó.
Mientras, Tiziano Breda, de Crisis Group, asevera que con el incremento de los señalamientos a Hernández es impredecible lo que pueda ocurrir con el mandatario. Sí asegura que su nombre seguirá resonando en las cortes neoyorquinas. “Esto va a continuar y aumentará. El proceso de Tony Hernández ha impulsado una cadena de reacciones que difícilmente van a parar”.
Sosa también es de los que consideran que los señalamientos en Nueva York, están poniendo en una situación difícil y muy complicada a Hernández, quien entra en un callejón sin salida porque sus opciones cada vez se cierran más. Y en ese “acorralamiento”, Sosa delinea lo que considera, son “las probables jugadas” que le quedan a Hernández.
“Sigue el fantasma de la reelección como una posibilidad en último momento”, dice Sosa, quien a reglón seguido afirma que esa acción “sería catastrófica no solo para el país, por la generación de una crisis política sin precedentes”, también, agrega, en la relación con los Estados Unidos”.
Según el sociólogo, el camino que le queda a Hernández es aplicar su célebre frase de discurso: “que haga lo que tenga que hacer, como él mismo lo dice, para que gane el partido Nacional y a partir de allí se le pueda construir, bajo cualquier artilugio jurídico, algo para que no sea extraditado y que no vaya a Estados Unidos. Sosa considera que con esa acción, Hernández podría ser “capturado y mantenerse en Honduras con juicios simulados, con simulacros jurídicos, simulacros de requerimientos, etc.”.
Otro “jugada” que podría realizar el presidente de Honduras, sigue discursando el sociólogo, en su análisis, es la modificación de leyes hondureñas e incluso, eliminar la figura de la extradición. Pero “para esas acciones necesita estar en el poder o que su grupo siga en el poder, porque su grupo también está incriminado”, agrega.
El otro escenario es que se genere una crisis “de alguna naturaleza” y se abra la posibilidad de evitar que se realicen las elecciones políticas para prolongar su mandato. “Incluso se puede derivar en una Asamblea Nacional Constituyente que también podría modificar sustancialmente las reglas”, agrega Sosa.
Un análisis del escenario de Hernández en Honduras
Además de las constantes menciones de CC-4, que repite no solo Alexander Ardón, sino también Víctor Hugo Díaz Morales, alias “El Rojo”; Devis Leonel Rivera Maradiaga, “El Cachiro”; Mauricio Hernández Pineda, “El Primo”, y Geovanny Fuentes Ramírez, entre otros, cuyos testimonios han sido corroborados por la DEA y la Fiscalía, existen también investigaciones de los agentes antinarcóticos que pesan sobre Hernández.
Sin embargo, a su favor, en Honduras surgió un defensor, Yani Rosenthal Hidalgo, quien en declaraciones brindadas a Diario El Heraldo dijo que duda que el presidente hondureño sea narcotraficante. “Nunca he visto pruebas, pero sí muchos señalamientos. Cuatro personas en Nueva York lo señalan, los fiscales insisten, pero en Honduras no conocemos, y yo no he visto nada de eso”, dijo el precandidato a la presidencia por el Partido Liberal.
Para Vigil, la aseveración de Rosenthal es solo “una acción de prudencia” porque no quiere afectar su candidatura. “Él va a decir eso para no tener problemas. Rosenthal estuvo en prisión por tres años, por lavado de dinero, y creo que él no puede tirar tierra en este momento si es pre candidato a la presidencia. Para mí, una persona que fue criminal, en este caso por lavado de dinero, no tiene ninguna credibilidad”.
Negar sus vínculos con los criminales es una conducta típica de los narcos, asegura Vigil. “Nunca van a decir yo soy narco; lo van a negar. Pero aquí se trata que son muchos testigos diciendo la misma cosa: que está involucrado en el narco y Honduras es un trampolín para la cocaína. En mi opinión lo que sucede ahora en Honduras es que lo están convirtiendo en un narcoestado”, puntualizó el ex agente de la DEA.
Las elecciones primarias, la corrupción y las relaciones de Honduras con la nueva administración Biden
Es en este escenario nacional que las declaraciones de Dan Restrepo, un demócrata reconocido, ex asesor para el Hemisferio Occidental ante el Gobierno de Barack Obama y, probablemente, con muchas conexiones, ahora con el Presidente Joe Biden, retumbaron en el país. Restrepo, en una entrevista semanas atrás, cuestionó la calidad de los precandidatos y candidatos hondureños, que se están postulando a la presidencia de Honduras, de cara al proceso de elecciones que se desarrollará en noviembre próximo.
“Mirando a los precandidatos presidenciales principales de Honduras, hoy como asesor de un presidente de Estados Unidos, nunca dejaría que ninguno de esos candidatos, aún electos presidente de Honduras democráticamente, pisara la Oficina Oval con el presidente Biden”, dijo.
Restrepo los considera a todos “inaceptables” y sus declaraciones, según analistas, solo evidencian que la mirada que se tiene sobre el grave problema de la corrupción y la narcoactividad en Honduras no tiene que ver solo con el oficialismo o con el Gobierno, sino que con todo el sistema político y el sistema de partidos políticos, “porque el corazón de la política hondureña sigue funcionando bajo la repartición de cargos para elegir a funcionarios que luego no cumplen su tarea en la Corte de Justicia, en el Ministerio Público, en el Tribunal de Cuentas, en el Instituto de Acceso a la Información Pública e incluso, en los organismos electorales”, continúo diciendo Sosa.
Para el sociólogo, el contexto y las declaraciones de Restrepo son “un golpe duro para toda la élite política” y ubica a Honduras en un panorama mucho más grave y complicado. “Coloca a estos candidatos y precandidatos en enormes desafíos políticos porque para tener una relación menos incómoda con Estados Unidos tendrían que, una vez hechos Gobiernos, hacer cambios realmente significativos y sustanciales que van más allá de su voluntad política”.
Sin embargo, para Lester Ramírez, jefe de investigaciones de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), las declaraciones de Restrepo sólo generan sentimientos encontrados porque a más de un año de la salida de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH), ahora Estados Unidos exige integridad en los candidatos políticos. “Estamos pagando los platos del vaivén político que ha vivido Estados Unidos. Si la administración Trump hubiera tenido una política clara en contra de la corrupción no tendríamos estos problemas de candidatos inmiscuidos en actos de corrupción y narcotráfico participando”, cuestionó.
Y así, mientras en Nueva York toman fuerza los señalamientos contra el presidente hondureño y el rumor de la existencia de información en su contra (calificada como sellada o confidencial), que pronto podría revelar los nombres de más personajes y actividades que durante los últimos años facilitaron el operar de la narcoactividad en el país, Honduras está a pocos días de las elecciones políticas internas (14 de marzo) y a meses de las elecciones generales (27 noviembre).
Pero el país avanza en medio de un panorama en el que confluyen aspirantes a cargos de elección popular tachados de corruptos e involucrados en la narcoactividad. Asimismo, entre aspirantes a la presidencia que, en su mayoría, resultan incómodos y cuestionables tanto en el país como para la comunidad internacional.