Escrito por: Lucía Vijil Saybe, investigadora del CESPAD
10 de diciembre, 2020
Agradecimientos especiales a: Julio César Paz y Reynaldo Barahona, ambos, miembros de la Tribu Tolupan de las Vegas de Tepemechín.
Las estadísticas y los escenarios territoriales, continúan colocando a Honduras como el país más peligroso del mundo para las personas defensoras de la tierra y del medio ambiente. De acuerdo al informe “Defender el mañana” publicado por Global Whitness (2020), en Honduras los asesinatos aumentaron de 4 en 2018 a 14 en 2019, es el país con el mayor aumento en el porcentaje de ataques letales contra activistas.
Lo anterior, no es más que el resultado de un contexto marcado por: a) una contraofensiva extractivista en las comunidades, que se demuestra con la emisión de licencias rápidas para el concesionamiento de los territorios, b) andamiaje institucional que refuerza la persecución y violación a los derechos humanos de los defensores y defensoras, como ejemplo, el informe internacional “Guapinol Resiste”, en el que participaron expertos de universidades de Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, colocaba en evidencia la forma en que “el Estado de Honduras ha empleado a sus instituciones legales y represivas, como el Ministerio Público, la Policía y el Ejército, con el propósito de proteger los intereses de la empresa” y c) la completa impunidad y corrupción en el otorgamiento de concesiones en los ríos de Honduras, que finalmente terminan con los asesinatos a los líderes y lideresas ambientales, palpable en el caso Fraude Gualcarque.
En este complejo contexto, se ubica la Tribu Tolupan Las Vegas de Tepemechín, que, de acuerdo a los entrevistados, legalmente fueron reconocidos a partir del 10 de octubre del año 1864, cuando se les otorgó el título de tierra, gracias a la gestión del Padre Manuel de Jesús Subirana, sin embargo, en sus voces “los indígenas hemos estado aquí desde siempre”. Son 32 tribus las que integran a los indígenas tolupanes en Honduras, que durante la invasión europea ocupaban la zona norte de Honduras, en lo que actualmente son los departamentos de Cortés, Yoro, Olancho, Colón y Santa Bárbara.
De acuerdo a sus relatos, los tolupanes se destacaron por ser grandes navegantes y recolectores, con buenas relaciones con el pueblo Lenca y Maya, esas interacciones y habilidades los han ubicado en zonas estratégicas con grandes afluencias de agua. La población Tolupan actual, producto de la invasión y de la urbanización – que están muy relacionadas – tuvieron que trasladarse hacia las montañas cercanas, es así, que están ubicados en el departamento de Yoro (municipios de Yorito, Victoria, Yoro y Morazán) y en el departamento de Francisco Morazán (municipio de Orica y Marale).
La Tribu Tolupan Las Vegas de Tepemechín, está situada en el municipio de Victoria, departamento de Yoro. De acuerdo a Julio Paz, Procurador de Derechos Humanos de la Tribu: “En la vida actual, la población es tímida, son personas que huyen al contacto con los ladinos. Claro, la invasión de mestizos en las zonas, influyeron en el grado de mestizaje, que ha marcado los comportamientos en sociedad y que, está ligado a las pocas preocupaciones respecto al cuidado del medio ambiente y la conexión con la espiritualidad”.
Los Tolupanes, tienen una organización caracterizada por ser tribal, unidas por nexos familiares en la cual se distinguen algunas figuras importantes de organización para la gestión comunitaria: a) responden a una asamblea que toma las decisiones en comunidad, b) la figura del cacique, que es la persona con mayor conocimiento ancestral y, c) el consejo tribal, que se encarga de administrar internamente la vida de la población, asuntos legales, administración y asuntos económicos.
“Siempre hemos tenido el cacique, que tiene la experiencia, nosotros sabemos que la tierra es de todos, es en común, trabajamos lo que la Tribu le asigna, cada indígena trabaja para todos y todas. En la asamblea, se decide todo” – Reynaldo Barahona.
Puntos de inflexión en lucha territorial
Según el informe elaborado por el Sistema de Naciones Unidas en Honduras para el Examen Periódico Universal del 2010, “la población indígena de Honduras constituye el 7.25% de la población total del país. Sin embargo, el país no cuenta con políticas especiales, institucionalidad pública ni con legislación específica para garantizar y proteger los derechos de estos grupos de la población. Las comunidades indígenas habitan en zonas rurales caracterizadas por la pobreza extrema, la falta de acceso a servicios básicos, altos grados de desnutrición, elevadas tasas de analfabetismo, irrespeto a su propia cultura, inseguridad en la tenencia de la tierra y otras formas de exclusión”.
No ha bastado con la exclusión histórica y marginación de los debates políticos y sociales de los diferentes pueblos indígenas en Honduras, si no que los territorios se han visto amenazados por las grandes empresas extractivas y las corporaciones municipales, en donde la batalla por la vida, como en todo el país, inicia sin las mínimas garantías de protección para quienes defienden sus territorios.
Desde el 2010, en base a un arreglo – desconocido por la Tribu – entre dirigentes tolupanes y la alcaldía, a través de un cabildo abierto politizado, la compañía minera “Emilio S.A. de C.V.”, amenaza con operar en un área natural de más de 12,800 manzanas protegidas por el título ancestral del pueblo Tolupan de Tepemechín. A partir de noviembre del 2015 llegó la compañía a realizarla exploración en el sector de la Peña, pero se encontró con la oposición de las comunidades aglutinadas en el Comité de Protección a la Salud Ambiental de Victoria, Yoro (COPROSAVY), integrado por 27 comunidades, unas de la tribu Tepemechín y otras no indígenas.
A pesar de una declaratoria del Municipio de Libre de Minería y siendo una población indígena la que se ve afectada por la actividad extractiva, en mayo del 2018, la compañía minera continuaba con el intento de ingreso de maquinaria a la comunidad, sin embargo, la resistencia comunitaria, provocó la salida de los tractores, cargadoras y volquetas.
“Dentro de las tierras de la Tribu Tolupan, hay fuentes de agua, bosques vírgenes y pino. En las entrañas de la tierra, hay yacimientos minerales” – Julio Paz.
Todo ejercicio de resistencia territorial, se encuentra con la persecución, intimidación y asesinato de los líderes territoriales. En el caso de las Vegas de Tepemechín, el 29 de septiembre del 2019, individuos armados y encapuchados dieron muerte a balazos a Adolfo Redondo, defensor del territorio y de los bienes comunes. Entre 2013 y 2019, ocho indígenas tolupanes (siete hombres y una mujer) han sido asesinados por la lucha que han librado en defensa de los bosques, el agua y sus territorios ancestrales.
“Cuando nos dimos cuenta maquinaria y carros estaban sacando material de noche, de la mina. Decomisamos en grupo lo que llevaban los carros y los guardamos en otra comunidad, pusimos gente en la carretera para que la maquinaria no entrara y en asamblea se destituyó a los dirigentes que firmaron a favor de extranjeros, porque lo hicieron a nuestras espaldas” – Reynaldo Barahona.
La lucha territorial, va más allá de la extracción minera, y es que los bosques que son custodiados por los Tolupanes, son explotados por empresas madereras, tal es el caso de la Tribu Tolupan de San Francisco de Locomapa. Para el caso, los intereses de las grandes empresas madereras como YODECO, Mataguas, Floresta de Babún, Velomato y Kenton Landa, con la venia del Instituto de Conservación Forestal (ICF) y en confabulación con las alcaldías, han primado por sobre la vida de los defensores y defensoras tolupanas.
Una de las preocupaciones latentes de la Tribu Tolupan de las Vegas de Tepemechín, es la eliminación del título ancestral comunitario, puesto que las amenazas de invasión en su territorio son constantes y mientras el Estado de Honduras, continúe desconociendo los derechos de los pueblos indígenas y no se asegure el acceso a justicia, la Tribu actúa y resistente en pleno estado de indefensión.
Un punto que debe ser considerado en esta lectura de contexto y para comprender más el conflicto, es la presencia de estructuras ilegítimas, las cuales continúan creando conflictos territoriales. De acuerdo a los entrevistados, es también la participación de la Federación de Tribus Xicaques de Yoro (FETRIXI) en el tema de validación de trámites de explotación y autorización para las empresas extractivas, lo que ha colocado en riesgo la vida de la Tribu Tolupan de Tepemechín: “Con esa Federación se ha dado paso la entrada a foráneos, empresas y permitir las concesiones en tierras tolupanes”.
Los movimientos socioambientales con estructuras organizativas tan autónomas como es el caso de la Tribu Tolupan de las Vegas de Tepemechín (me refiero a la asamblea, cacique y diversos comités), se refuerzan en demandas concretas y oportunas desde sus realidades. En ese sentido, algunas de las exigencias son:
- Declarar al territorio de la Tribu Tolupan de Tepemechín como área de reserva forestal, para ser administrada por la Tribu.
- Anulación del contrato minero que permite la explotación minera en Victoria, Yoro.
- Reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, con énfasis en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre la Consulta Libre, Previa e Informada, con un resultado vinculante.
- Respeto a las decisiones de la Tribu, en lo concerniente a la administración y gestión de la tierra y el territorio.
Puntos para la reflexión sobre la resistencia territorial en las Vegas de Tepemechín
Todo el contexto que se ha construido y analizado anteriormente (desde la organización – estructura y pensamiento político), nos preparan para comprender el ejercicio de resistencia territorial de la Tribu Tolupan de Tepemechín, en los siguientes términos:
- Pensamiento del conflicto: reflejado en las demandas por parte de la Tribu Tolupan por el reconocimiento de los derechos de la naturaleza, y que incide directamente en el ejercicio de la defensa de los bienes comunes de frente a las empresas extractivas.
- Reacción a los problemas históricos: el abandono completo por parte del Estado en lo que se refiere a la atención médica primaria, acceso a educación, transporte y transformación de la economía primaria de producción, han tenido como respuesta la forma autónoma de organización y gestión de la tierra.
- Cuestiones ambientales del conflicto: relacionada a los impactos sociales y concepciones locales de riesgo, culturales y económicos derivados de la actividad minera y maderera en la zona.
- Mujeres en el territorio: las estructuras organizativas reconocen el trabajo de las mujeres como promotoras de la vida – de un ciclo armónico con la producción de alimentos – y traslado familiar y patrimonial de una cultura amenazada por los procesos complejos de urbanización y mestizaje, así como su papel en las estructuras de defensa territorial.
- El contenido en disputa: requiere de una aproximación desde el enfoque de derechos, es decir, esa disputa histórica entre la necesidad de consulta a la población indígena sobre la forma en que desean administrar sus recursos naturales y la otra parte del discurso, que usualmente es gubernamental, sobre la negativa a la consulta, pero la promoción impositiva de la visión de desarrollo para las comunidades.
Estos puntos previos, nos dan pauta para comprender las múltiples caras de un conflicto socioambiental y los elementos que se encuentran en medio del poder. Pero, lo más importante, nos ayudan a comprender las salidas propuestas y apuestas territoriales, que parten de demandas iniciales desde los actores territoriales.
Apuestas territoriales de la Tribu Tolupan de Tepemechín
- Organización y articulación estratégica con otras organizaciones defensoras.
- Conformación de estructuras autónomas de gestión comunitaria. Para el caso, en la Tribu de las Vegas de Tepemechín, se ha conformado un comité de auditoría social, para mejorar la estructura administrativa de la Tribu. “Uno de los ejemplos por los que surge ese comité, es por la forma en que la se ha entregado la madera de este territorio, a través de la unidad medio ambiente de la municipalidad, se ha autorizado corte de madera. La corporación no tiene ejido, por eso toman como blanco las tierras de los tolupanes”. Asimismo, se creó, el comité de medio ambiente, se posiciono como actor territorial clave para la resistencia ante la empresa minera, y se formó el comité consultivo forestal tribal, “para la defensa de bienes comunes, para buscar la declaración de la Tribu y que el territorio que habitamos se establezca como zona de reserva forestal y fuente de agua”.
- Establecimiento de una radio comunitaria, con el objetivo de orientar, informar y capacitar al pueblo Tolupan, sin embargo, el equipo fue robado de la radio, aún se desconocen a los hechores.
“Queremos que se firme el acuerdo de Escazú y se nos dé la oportunidad de administrar nuestros recursos en beneficio de la tribu. Que ya no nos persigan y que saquen nuestro territorio a los depredadores y crimen organizado”. – Reynaldo Barahona
La Tribu Tolupan de las Vegas de Tepemechín, continúa en la constante defensa de los recursos naturales que les pertenecen. Frente a acciones de persecución, intimidación y asesinatos, la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas en Honduras, se convierte, hoy más que nunca, en la capacidad de los pueblos por pensarse, transformarse y recrear un país verdaderamente democrático, y no desde el concepto liberal, si no desde ese concepto que nos permite reconocer el ejercicio del poder desde abajo.