Por Alessandra Bueso, periodista del CESPAD
8 de julio
«Si no trae receta médica no se le vende», le dijeron a Amalia en la farmacia cuando llegó a comprar MAIZ, el tratamiento que se adoptó como protocolo oficial en Honduras, para administrarse en los primeros momentos de detección del Covid19 en las personas. Sin embargo, para miles de contagiados de escasos recursos económicos el tratamiento es inalcanzable porque no tienen como pagarlo.
A Amalia Barrientos la abordamos en una farmacia y allí nos contó que andaba desesperada, buscando el tratamiento MAIZ. Antes, dijo, lo buscó en un centro de Triage de los que ha habilitado el Gobierno, pero tanto en el ubicado en el Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP), como en la Clínica Periférica (CLIPER) del Hato de Enmedio en Tegucigalpa, la respuesta fue la misma: venga mañana, hoy se acabaron. Tampoco allí se le dio receta, pero aun así decidió aventurarse con los únicos 500 lempiras que llevaba en su bolsillo y se fue a la farmacia. Pero allí se fue de espaldas porque además de la receta médica que le pedían, se dio cuenta que no podía comprarlo porque el tratamiento costaba 1,200 lempiras, unos 48 dólares.
«Llevo cuatro días de estar mal. El dolor de garganta, la cabeza y la fiebre me tienen doblada. Me dijeron que fuera al Triage para que me auxiliaran, pero allí me tiré una gran fila y cuando mi turno llegó, no alcancé a que me dieran la medicina, me dijeron que volviera», dijo la mujer que ronda los 40 años.
Su historia no escapa a la de otras mujeres que nos contaron que también pensaron que el tratamiento estaba disponible en la farmacia. ¿Y de dónde saco un doctor para que me de la receta, si a dónde vamos todo está lleno?, comentó Alicia, otra mujer que en la farmacia también buscaba MAÍZ.
Las regulaciones en el uso del medicamento, dice el presidente de la Asociación de Médicos Residentes, Eduardo Nazar, son necesarias. «No es que no recomiende el uso de MAÍZ, es que se está indicando de manera indiscriminada, sin tener los estudios necesarios o el apoyo científico internacional. Para mí cada caso debe ser individualizado, pero aquí en el país tiene un tinte hasta comercial», cuestionó.
Para sorpresa de las y los hondureños, desde que la fórmula MAÍZ se dio a conocer, los precios de los cuatro medicamentos se elevaron. Un tratamiento MAIZ oscila entre los mil 100 y mil 400 lempiras. Antes no llegaba ni a mil, dijeron algunos capitalinos que lo compraron en otras farmacias.
Muchos lo buscan por prevención, sin ser siquiera sospechosos de estar contagiados. Quieren tenerlo por cualquier emergencia, pero se volvió inalcanzable. Otros, como Roberto, quien es positivo del COVID explica que fue a comprar los medicamentos del protocolo, pero no imaginó que fuera tan caro.
«Estoy asintomático ahora; sí tuve fiebres y dolor de cuerpo como dos días. Pienso que el tratamiento MAÍZ es un buen esfuerzo para atender la salud, si se toma en los primeros momentos del ataque viral. El problema es el control que hacen de eso y lo caro que resulta. Si lo hicieran de distribución masiva, a precios bajos y lo recomendaran de consumo abierto a la población, se pudieran atacar a muchos de los portadores que son cero positivos. Sin embargo, el concepto mercantilista de que venga al hospital para cobrar una consulta con el médico, sólo para que nos de la receta de MAÍZ, como que no es una medida buena», criticó.
Ligia Ramos, Fiscal de la Junta Directiva del Colegio Médico de Honduras (CMH), considera “una gran barbaridad que este producto también se esté comercializando en redes sociales” porque el Estado ha invertido en este tratamiento y debería ser dado por médicos o en los centros de salud a los pacientes sintomáticos leves. «No hay cura para el COVID-19, tampoco podemos pensar que el tratamiento MAÍZ va a funcionar en todos los pacientes, porque el veinte por ciento de ello se complican aún con MAÍZ», agregó.
El Tratamiento
Aunque ha generado controversia, quienes lo avalan dicen que esta combinación de medicamentos es un paliativo en los pacientes con sospechas o confirmados por COVID19. El objetivo es contrarrestar el avance del virus con la selección de los medicamentos que consideran, ataca el nido de virus antes que llegue a los pulmones. No es una fórmula mágica, ni tampoco algo pensado a la ligera, dicen los consultados, pero hasta ahora MAÍZ (Microdacyn, Azitromicina, Ivermectina y Zinc), se ha convertido en uno de los protocolos que incorporó la Secretaría de Salud y que se indica como tratamiento inicial, para las personas que presentan los primeros síntomas del virus y que puedan ser tratados en sus hogares.
«Fue una de las guías que desde la Plataforma Todos Contra el COVID, se trabajó y que luego médicos, tanto de San Pedro Sula y Tegucigalpa, lanzaron, pero con el nombre MAÍZ. Y luego nació MAÍZ triple AAA, por el uso de antiinflamatorios, anticoagulantes, pero esto, está indicado según las guías, para usar en la segunda fase, cuando hay dolor de garganta severo», explicó Tito Alvarado, infectólogo y miembro de la Plataforma.
Salud lo adaptó como Protocolo, pero…
Una de las recomendaciones emitidas por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), es que MAIZ debe ser un ensayo clínico que refleje su manejo y los resultados obtenidos, con base en la valoración de las edades de los pacientes y el conocimiento y valoración de enfermedades preexistentes, entre otros factores. «La UNAH ha recomendado que el tratamiento MAÍZ se haga mediante un ensayo clínico, bajo vigilancia del Comité de Bioética. Es necesario dar un seguimiento clínico de los resultados que se obtengan», acotó Marco Tulio Medina, científico hondureño. La Plataforma Todos Contra el COVID es del criterio que deben hacerse estudios aleatorios, controlados.
El Viceministro de Salud, Nery Cerrato, dijo al CESPAD que ante la poca evidencia científica se valoró la experiencia clínica de médicos hondureños, tanto de San Pedro Sula como de Tegucigalpa y, luego de ese análisis, la Secretaría de Salud tomó la decisión de adoptar el protocolo.
«Hay medicamentos que han demostrado ser efectivos en otros tratamientos y tomando en cuenta esa experiencia clínica, se adoptó el protocolo Maíz, un nombre ligado a la cultura a la tradición del país, combinando los nombres de los medicamentos. Esta ha sido una decisión que ha llevado todos los pasos: una propuesta, una normatización, una aceptación y una publicación», sostuvo.
La Secretaría de Salud considera que si el tratamiento MAIZ se da en los primeros días de evolución de la enfermedad se logrará reducir la carga viral y las probabilidades de complicaciones para el paciente son casi nulas. «En caso que tengan alguna complicación, los pacientes tienen que ser remitidos al Hospital en el transcurso están con el tratamiento MAÍZ, especialmente el Triple A, que tiene un antiinflamatorio y anti coagulante, es el puente entre Maíz y Catracho», acotó el Viceministro de Salud.
«No es cura mágica»
Para Carlos Umaña, médico del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), en San Pedro Sula, MAÍZ no es una cura mágica pero la combinación de medicamentos es para “darle la pelea al virus”. «Como sabemos que es una tormenta inflamatoria, una enfermedad que provoca la formación de micro coágulos de la sangre en todo el sistema, incluyendo los pulmones, lo que se ha visto con estos medicamentos es que bajan la inflamación y la coagulación de la sangre y además la Invermectina y la Azitromicina, tienen una disminución de la carga viral del paciente», sostuvo.
El galeno aseguró que, sumado al tratamiento, las gárgaras con los productos autorizados hacen que los pacientes, en el inicio de la enfermedad y desde sus casas peleen contra el virus, se recuperen y disminuyan los ingresos que llegan a las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Sin embargo, aclara que el hecho de tomar MAÍZ no significa que se sustituye la base fundamental del tratamiento, que es el distanciamiento social y la cuarentena.
«Este tratamiento es una oportunidad para las personas que tienen un síntoma o inician la enfermedad para que no tengan esa progresión hacia una fase moderada o severo. Hemos visto estadísticamente que indican cómo están funcionando estos medicamentos. Esto es un regalo de los colegas hondureños y los que nos hemos sumado a la ciencia», sostiene Umaña.
Gobierno debe regalar MAIZ a la población
“De poco sirve que MAIZ ayude en el inicio de la enfermedad, si nosotros que vivimos del día a día, que somos pobres, que hemos quedado sin trabajo, no podemos comprarlo”, dice Lorena Aguilar, quien se dedicaba a limpiar casas hasta antes de la pandemia.
¿Qué haremos si nos contagiamos?, se pregunta. Ella misma se responde: “nada, no podemos pagar una consulta para que un doctor nos dé una receta médica y lo peor, de dónde compraríamos MAIZ”.
Miles como ella se preguntan y se contestan lo mismo. Y es que mientras los contagios aumentan exponencialmente, el Gobierno sigue recetando un protocolo que la mayoría de los que forman las filas de los triages, en especial los más pobres, no tiene como pagar MAIZ.
Con más de 25 mil casos, entre ellos casi 700 muertes. Lorena dice que la solución es simple. ¡Que el gobierno regales maíz a los pobres y dejamos de llenar los hospitales!