¿Es mucho o poco que el 65%[1] de la ciudadanía apoye la extensión del mandato de la MACCIH en Honduras? ¿Qué tanto se mantienen las banderas y las llamas del movimiento de las antorchas del 2015, en momentos en que la MACCIH define su continuidad en Honduras?
Responderemos a esta pregunta basados en la evidencia de los datos a través de dos encuestas realizadas por el CESPAD, en dos momentos históricos distintos: el primero en el 2015, cuando se valoró la percepción ciudadana sobre el movimiento de “Los Indignados” y sus ya famosas “Marchas de las Antorchas”. El segundo, con la reciente y actual encuesta denominada “Primera Encuesta sobre la Percepción de la Corrupción y la Labor de la MACCIH”, en octubre del 2019.
En la actual encuesta, el apoyo ciudadano es indudable: más de dos tercios de la población de las dos principales ciudades, equivalentes al 65%, apoya la extensión del convenio de la MACCIH, contra solo un 20% que se opone. Como puede verse, el apoyo es más de tres tantos que el rechazo.
Gráfico 1
¿Y cómo era la situación en el 2015, cuando la MACCIH era solo un proyecto y una demanda por realizarse?
Consideremos, para ello, tres elementos:
- El apoyo al Movimiento de Los Indignados, el grupo social que levantó la bandera de la lucha anticorrupción y que demandaba, en ese momento, la instalación de un organismo supranacional, independiente de la institucionalidad del país, para combatir la corrupción.
- El apoyo a una Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (CICIH), o de una instancia similar a la que operaba en Guatemala (CICIG), en aquel momento, y que, a la postre, llevó a cárcel a un presidente de la república en funciones.
- La aceptación o rechazo popular a la propuesta del gobierno de Juan Hernández de un modelo parecido a la CICIG, pero sin la independencia de aquella. Ese modelo es lo que se conoce como la MACCIH, tal cual opera hoy en Honduras.
El movimiento de Indignados es, sin duda alguna, el parteaguas de la lucha contra la corrupción en Honduras. La novedad de su movimiento, sus marchas masivas y vigorosas y su continuidad y duración, pusieron en jaque al gobierno, que debió aceptar, a regañadientes y con mañas, sus demandas.
La magnitud de su apoyo por parte de la ciudadanía fue medida por el CESPAD a través de una encuesta ad-hoc en el 2015, que dio a este movimiento un respaldo del 63% de la población, si consideramos las opciones de “a favor” y “muy a favor” en las respuestas, contra un 37.2% en contra. Así, el apoyo a este movimiento era casi el doble contra el rechazo.
Gráfico 2
Comparando ambos momentos, el de respaldo al movimiento indignado y el favorable a la extensión de la MACCIH, parece ser que las demandas ciudadanas de justicia contra la corrupción y la impunidad se mantienen, con un leve ascenso de la misma en cuanto al apoyo a la MACCIH (de un 62.7% hasta un 65%, en cuanto a apoyo neto; pero también de casi el doble a favor en los Indignados, a más del triple en el caso del respaldo a la extensión de MACCIH).
Veamos ahora el apoyo que la ciudadanía en el 2015 daba a una instancia internacional similar a la CICIG, que operaba en Guatemala. Aquí, sin duda, la independencia de esta entidad, que tenía un mandato de fortalecimiento institucional, que se implicó activamente en propuestas de reformas constitucionales, legales e institucionales, y formuló recomendaciones para fortalecer el sistema de justicia de Guatemala, era particularmente atractiva para la ciudadanía hondureña, que veía con desconsuelo el deterioro de las instituciones nacionales.
De hecho, el hito más importante, que se dio en pleno levantamiento de la encuesta de CESPAD (del 5 al 23 de septiembre), fue el proceso y encarcelamiento del presidente de Guatemala, en funciones en ese momento, Otto Pérez Molina, ocurrido el 8 de septiembre.
Estas razones explican el apoyo de la ciudadanía a una instancia similar en Honduras, lo que se refleja, como lo muestra el gráfico 3: entre los que estaban “a favor” (30,7%) y “muy a favor” (39.9%) se acumula un 71% de apoyo a esta propuesta. Si consideramos que solo un 10% se oponía (caso “en contra” y “muy en contra”), este ha sido una de las propuestas de mayor respaldo, en tanto la población a favor equivalía a 7 veces la que la rechazaba.
Gráfico 3
Si comparamos con el apoyo actual a la extensión de la MACCIH, este respaldo no es todavía superado, aunque si muy cercano (65% a favor de la MACCIH contra 71% a favor de una entidad similar). La contundencia del apoyo (siete veces más que el rechazo), tampoco se supera.
¿Cómo queda entonces la propuesta de una MACCIH para Honduras, que hoy es básicamente la que se propuso en el 2015?
En aquella fecha, esta propuesta era respaldada por apenas el 25,8% de la población, mientras el rechazo (sumando “en contra” y “muy en contra”) era de 51.5%. En suma, el rechazo provenía de más del doble de la población encuestada.
Gráfico 4
El respaldo del 65% que hoy presenta la MACCIH, demuestra como la población, pese a las adversidades que ha enfrentado esta entidad, especialmente en relación con el blindaje hecho por los grupos de poder contra sus acciones, ha revalorizado el papel de la Misión. Hoy, ese apoyo es mayor al rechazo del pasado, y el rechazo de hoy, de 20%, es menos de la mitad que tuvo en el pasado (51%).
A modo de conclusión.
Esta breve revisión de dos encuestas, deja evidencia que la MACCIH goza hoy de un mayoritario respaldo social. Su apoyo actual revela que la lucha anticorrupción consolidada en 2015, se mantiene pese a que los movimientos que la sustentaban se han atenuado y que sus banderas ya no ondean como en el pasado. Su oposición reducida muestra que la MACCIH, pese a sus limitaciones y adversidades, derivadas de un contexto amenazante y castrador de la lucha anticorrupción, no ha impedido los avances significativos alcanzados y eso ha elevado la confianza de la ciudadanía en su labor.
Gráfico 5
La síntesis de esta comparación, que se muestra en el gráfico 5, es la siguiente:
- La MACCIH hoy mantiene, y aún es levemente superior, el apoyo ciudadano que tuvo el Movimiento de Indignados, y con mucho menor rechazo.
- Si bien no alcanza el apoyo de que gozó la propuesta de una CICIH o una entidad totalmente independiente, sin vínculos con la institucionalidad, sus niveles son muy próximos.
- La MACCIH superó las resistencias iniciales de la ciudadanía, que veían su menor independencia y su vinculación in extremis con la institucionalidad del país, de modo que hoy aquel mayor rechazo inicial se revirtió para convertirse en un mayoritario respaldo a su continuidad.
[1] Datos de la “Primera encuesta de percepción sobre corrupción y el papel de la MACCIH para combatirla”, realizada por el CESPAD, octubre 2019.