¿Qué le espera a Honduras sin la MACCIH?

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Por Claudia Mendoza

Periodista y miembro del equipo de analistas del CESPAD

A las redes de corrupción les llevó más de 12 años deshacerse de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIH). Pero en Honduras, con los bloqueos legales, judiciales y de otra índole, podría llevarles 4 años, si entre noviembre del 2019 y enero del 2020, el gobierno decide no renovar el Convenio de la MACCIH. La pregunta obligada es, ¿qué le espera a Honduras sin la Misión Anticorrupción?

Al igual que la CICIG, en la vecina Guatemala, la Misión de Apoyo contra la Corrupción e Impunidad en Honduras, ha desempeñado una labor controvertida desde que en enero del 2016 se firmó el Convenio que le dio vida y vigencia por 4 años. Sin embargo, ese Convenio finaliza el 19 de enero del 2020 y, de acuerdo con su propio texto, plasmado en el Artículo XVI, de las Disposiciones Generales, “Las modificaciones a este convenio solo podrán hacerse de común acuerdo expresado por escrito por los representantes de las partes debidamente autorizados”, en este caso: el Gobierno de Honduras, representando por el presidente y la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (SG/OEA), representada por el Secretario General, actualmente representado por Luis Almagro.

Pero es en esta parte de la historia en la que un velo de incertidumbre recae sobre la MACCIH. El Convenio reza que podrá “prorrogarse por canje de notas entre las partes, terminarse de mutuo consentimiento o darse por terminado por cualquiera de las partes mediante notificación escrita a la otra con una antelación no mayor a los 60 días”.

Si se hace el recuento de los 60 días en retrospectiva, es decir, si contamos 60 días desde el 19 de enero del 2020 hacia atrás, las partes representadas deben comenzar un proceso de envío de notas para su renovación o prórroga, al igual que para su disolución (si esa fuera la decisión gubernamental) a más tardar el 19 de noviembre del 2019. Sin embargo, a la fecha, el Gobierno de Honduras no se ha pronunciado por algunas de las opciones.

El contexto en Honduras para la MACCIH no se presenta fácil. Sobresalen, de forma descarada y evidente, las componendas que han urdido diversos grupos de poder político y económico, y que se han concretado a través de poderes del Estado como la Corte Suprema de Justicia y el Congreso Nacional. Sin embargo, un sector amplio de la sociedad hondureña acuerpa la renovación de un Convenio que hace válido analizar, qué le espera al país si la MACCIH desaparece.

Omar Menjívar: “Es impensable que el Ministerio Público haga algo parecido a la MACCIH”

Valorar el papel que ha tenido la MACCIH en el país implica, para abogados como Omar Menjívar, reconocer que en Honduras el Ministerio Público (MP), ha sido una farsa. Ir en regresión y colocar el contexto antes del 2016, cuando se le da vida a la MACCIH, es rememorar la huelga de hambre que llevaron a cabo un grupo de fiscales en el 2008, año en el que denunciaron la inactividad del M.P. Dijeron, de otra manera, que era una institución en la cual los expedientes de casos de corrupción “dormían el sueño de los justos”.

“Alguna vez presentaban un requerimiento contra alguien, pero siempre fue contra funcionarios de nivel bajísimo. Ni siquiera nivel de funcionarios, sino de empleados. Es impensable que el Ministerio Público pueda hacer algo parecido a lo que ha hecho la MACCIH”, sostiene Menjívar.

Por otro lado, este abogado, quien actualmente es apoderado legal de Fernando Suárez, implicado en La Caja de Pandora”, uno de los 12 casos de corrupción que ya presentó la MACCIH ante los tribunales de justicia de Honduras, considera que aunque ya teníamos nociones, conocer cómo funcionan las redes de corrupción ha sido una de las situaciones que ha develado la Misión. “Ha contribuido también a despertar un poco la conciencia de la sociedad acerca de la gravedad del fenómeno de la corrupción y nos ha hecho conocer quiénes son y cómo operan los corruptos en el país”, dijo.

Sin la MACCIH, Honduras volvería a la normalización de la corrupción

La MACCIH los inquieta, los exhibe y mantiene pendientes a quienes no les ha tocado aún, de ¿cuándo será su turno? Así describe este abogado el estado anímico de los corruptos ante la permanencia de la MACCIH en Honduras.  En el sentido opuesto, dice que sin la Misión “volvería la tranquilidad para ellos. El miedo desparecería y retornaría el sosiego y Honduras regresaría a la misma situación de siempre. Naturalizaríamos de nuevo la corrupción y la administración pública, como dicen ellos en su discurso, funcionaría normalmente”.

Para el consultado, con todo y las deficiencias que tiene, la MACCIH representa la esperanza de que algo se puede hacer en contra de los corruptos. Esa esperanza disminuiría si la MACCIH se va, dijo al finalizar la entrevista.

Patricia Murillo: “Corrupción en impunidad, un monstruo de mil cabezas en Honduras”

Conversar sobre corrupción e impunidad en Honduras con Patricia Murillo implica regresar miles de años en el tiempo y posarse ante la mitología griega para rememorar a Hidra de Lerna, un antiguo y despiadado monstruo al que se describe con 3, 5, 9, 100 y hasta mil cabezas. Así es la corrupción y la impunidad para la veterana periodista, catedrática universitaria y diputada del Congreso Nacional, por el partido Libertad y Refundación.

El aliento venenoso de este monstruo con forma de serpiente policéfala, es la analogía con la que describe a los corruptos y los múltiples artilugios con los que han tratado de menguar el trabajo de una de las pocas estructuras que como la MACCIH, ha destapado “la punta del iceberg” de las redes de corrupción en el país.

¿Cómo puede pensarse que lo poco que llenó, de alguna manera, las aspiraciones de un pueblo indignado, se pretenda eliminar? ¿Que se esté hablando de que no se va a renovar el convenio para que continúe la MACCIH?, se pregunta, ante la incertidumbre que hay en el país.

Murillo considera que la MACCIH no le va a resolver los problemas a la sociedad hondureña. Sin embargo, para ella, ante el hecho de que la población esté desarmada (a todo nivel) para hacerle frente a la corrupción, la salida de la Misión del país, generaría un retroceso. “No soy fatalista, pero la cultura política nuestra en Honduras es abanderada en su mayoría contra la ética. Creer que vivimos en una democracia que permitiría la independencia de poderes y el accionar de la MACCIH ampliamente, es difícil, pero en algo se ha colaborado”, dice.

Dice, al finalizar la consulta, que uno de los legados de la MACCIH es que “ha llevado a que el pueblo abra los ojos. Con todas sus limitaciones y defectos de nacimiento, porque, aunque no era lo que pedía el pueblo, es lo que se tiene”.

Eugenio Sosa: De cara a las próximas elecciones, sin la MACCIH se profundizaría la corrupción

Si usted decide analizar a la MACCIH, en función de lo que ha hecho y lo que falta por hacer ante el gran problema que significa la corrupción y sus desafíos en el país, podría colegir que la Misión es insignificante, que no se ha podido aproximar a los “peces grandes de la corrupción” y que cuando se ha aproximado, su esfuerzo ha sido fallido. Desde esa perspectiva, usted podría fácilmente concluir que no importa si la MACCIH sigue, no sigue, si se va o se queda.

Pero, si usted decide, por otro lado, ver hacia atrás, llegará a la conclusión de que antes de la MACCIH, surgida de las movilizaciones ciudadanas en Honduras (2015), la lucha contra la corrupción, prácticamente era inexistente. No había ni medianos o casos grandes investigados y menos judicializados. No había ninguna institución que se pusiera “sobre los hombros” la lucha contra la corrupción y, en ese sentido, concluirá que la MACCIH, aunque no es perfecta, ni es lo que se quería, ha abierto un sendero en la lucha contra la corrupción que es importante y relevante.

Con esas dos perspectivas comenzó su valoración y análisis el Sociólogo y catedrático universitario Eugenio Sosa, sobre qué pasará en Honduras si a la MACCIH no se le renueva el Convenio. Los pequeños, pero significativos avances, dice el sociólogo, serían desnaturalizados, revertidos o echados para atrás con la salida de la MACCIH, ente que ha presentado a la sociedad hondureña 12 casos de corrupción en los que se vincula a funcionarios púbicos de alta, mediana y baja categoría, al igual que a personas particulares, diputados y diputadas del Congreso Nacional de Honduras.

UFECIC sola y a merced de los corruptos 

Una de las primeras situaciones que es fácil de prever con la no renovación del Convenio de la MACCIH, son los probables embates que sufriría la Unidad Fiscal Especial contra la Impunidad de la Corrupción (UFECIC). Según este analista, “la pueden eliminar o sencillamente quitarle el apoyo presupuestario, mover al coordinador y dejarla como un aparato o dirección más, sin capacidad de hacer nada”.

Valora que igual suerte podrían correr los juzgados anticorrupción. “Ya varios abogados, defensores de los corruptos han planteado que es una instancia inconstitucional porque no deben haber juzgados especiales”.

Sosa coloca otra dimensión en la mesa del análisis, de cara a las elecciones políticas en Honduras, en el año 2021. Sin ambages, considera que el grupo político que está dirigiendo el país, que en su valoración es un “grupo depredador del Estado”, profundizaría la corrupción. “En el horizonte están las elecciones y querrán ganar las elecciones dispuestos a invertir hasta el último centavo que se puedan robar del Estado”.

Pero, en un afán por dejar un escenario que también sea positivo, el sociólogo dice que a partir de las elecciones del 2021 pueden darse cambios significativos: que las fuerzas políticas que ganen o que sean votadas mayoritariamente, recojan la bandera de la corrupción como un elemento importante para llamar al electorado. “No puede decir uno que el escenario negativo va a ser eterno sin la MACCIH”, agrega.

Finalmente, dice que estos 2 años previos a las elecciones pueden ser el escenario para que vuelva a emerger un movimiento ciudadano mucho más potente, más fuerte que lo que se ha tenido hasta hoy, y que obligue a la creación de una institucionalidad de lucha anticorrupción.