Por: Gerzon Padilla
Edición: Claudia Mendoza
Parte 1 de 2
Más de tres mil indígenas Tolupanes de la tribu de San Francisco de Locomapa, en el departamento de Yoro, Honduras, sobreviven entre el abandono gubernamental, la división interna como pueblo y los intereses de madereros y mineros de la zona para explotar sus bosques y ríos.
Llegar hasta esta zona, habitada por los indígenas Tolupanes (uno de los 7 grupos étnicos de Honduras), implica invertir horas de camino en vehículo y a pie. Subir y observar la exuberante belleza desde lo alto, permite comprender porque las montañas y ríos están permanentemente al asecho de empresarios y personas particulares que quieren explotar los recursos naturales a cómo de lugar. El equipo periodístico del Centro de Estudio para la Democracia (CESPAD), visitó la Tribu de San Francisco, Locomapa, para conocer de primera mano un conflicto de larga data, que mantiene a la comunidad indígena dividida, con sus recursos naturales en pugna y lo más lamentable, con decenas de indígenas y líderes de la zona asesinados.
El inicio de un conflicto que parece no tener fin
En Honduras hay 31 tribus indígenas Tolupanes: 25 están radicadas en el departamento de Yoro y 6 en Francisco Morazán. La última estimación hecha a través de un censo en el 2012, establece que había en ambos departamentos unos 30 mil indígenas. Cada tribu cuenta con un Consejo Directivo, una estructura integrada por miembros del clan, a la cual la comunidad les ha delegado la administración de sus recursos naturales (ríos y bosques).
Una de esas tribus es la de San Francisco de Locomapa, la que de acuerdo con el estudio “Territorialidades y Derechos Humanos del Pueblo Tolupán (2018)”, realizado por Juan Antonio Mejía Guerra, miembro del equipo de investigación del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ), posee una extensión de 7.5 caballerías de tierra (Expediente N° 92. Archivo Nacional). La comunidad limita al norte con el Refugio de Vida Silvestre Texiguat, al sur con tierras nacionales, al este con la tribu de Jimía y tierras nacionales y al oeste con la tribu Agua Caliente de Reinada y tierras nacionales.
De acuerdo con la investigación, fue durante el gobierno de Rafael Leonardo Callejas (1990–1994), que el Instituto Nacional Agrario (INA), procedió a hacer una remedición de los territorios de la tribu, otorgándoles una nueva escritura que representa menos de la cantidad de tierras que heredaron del Santo Misionero Manuel de Jesús Subirana.
Pero esta, al igual que las restantes tribus Tolupanes, enfrenta problemas con los campesinos, terratenientes, ganaderos, caficultores, empresarios, mineros y madereros que han llegado a la zona detrás de sus riquezas naturales. Algunos terratenientes, incluso, se han presentado con escrituras de propiedad que comprenden los límites ancestrales de la tribu San Francisco de Locomapa.
Los Consejos Directivos y la división de los Tolupanes
Aunque son tribales y ancestrales, es desde los Consejos Directivos que comienza la división interna en las tribus Tolupanes. Denuncias fuertes de componendas hechas entre los Consejos Directivos, los madereros y las autoridades estatales vinculadas con el aprovechamiento de la madera, salpican el manejo del bosque Tolupán.
Muchos de los Consejos Directivos siguen funcionando incólumes en las Tribus. Pero en algunas, como en la de San Francisco de Locomapa, se decidió crear otra estructura que le hiciera frente a la situación que denuncian. Es así que en Locopama nace el Consejo Preventivo, el que, de acuerdo con Ramón Matute, secretario de esa estructura, se ha organizado para intentar poner freno a la corrupción y tráfico que se ha hecho con sus recursos naturales.
“Los Consejos Directivos muchas veces son autoimpuestos. En estos consejos directivos hay compra de consciencia; engañan al indígena matándole una vaca. Llegan a las asambleas y no se trata el punto de agenda que se dice en la convocatoria, sino que con poca asistencia de la asamblea aprueban todo”, denunció Matute.
Agregó que aunque se nombraron para administrar los recursos de los Tolupanes, los Consejos conspiran con los empresarios para vender madera. “Las instituciones del Estado también se confabulan con ese Consejo Directivo y se aprovechan de esa debilidad para hacer sus negocios”, agregó.
Los números en el negocio de la madera
Las cantidades de dinero que se manejan en el negocio de la explotación de la madera no son nada despreciables. El equipo del CESPAD tuvo acceso a una constancia emitida por la oficina de Control Tributario de la Municipalidad de Yoro, a José Alberto Alonzo Videa el 14 de junio, en la que se establece que por el pago que hizo en impuestos por aprovechamiento de madera en San Francisco, la municipalidad recibió 668, 891. 27 lempiras, un poco más de 27 mil dólares, de enero a mayo del 2019.
De acuerdo con las cifras proporcionadas por la información tributaria, en lo que va del año 2019 se han cortado 8, 999. 8 metros cúbicos de madera, algo más de 13, 499. 8 árboles, tomando en cuenta que cada metro cúbico tablar constituye un árbol y medio. Ese dato nos lo proporcionó el director del Instituto de Conservación Forestal regional de Yoro, Samuel Núñez, a quien abordamos sobre el tema. Esta cantidad implica un excedente de corte de madera de más de 3,000 metros cúbicos tablar, de acuerdo con el Plan de Manejo acordado para tal efecto, el que extiende permiso para explotarse unas mil 400 hectáreas de madera. Esto significa que se han recibido 359, 864 lempiras, un poco más de 14 mil dólares, debido a que esta institución cobra 40 lempiras, unos 1.62 dólares, por cada metro cúbico tablar que se corta.
Al consultársele, Rigoberto Torres, fiscal de la Federación de Tribus Xicaques de Yoro (FETRIXY), reconoció que ellos reciben de cada unidad de madera el 15% del valor, el que varía de acuerdo con la cantidad de árboles que se vendan.
En el documento Tributario de la Municipalidad de Yoro, también se establece que este año (2019), el Consejo Directivo de Locomapa ha recibido en pagos por explotación de madera, una cantidad superior a los dos millones 248 mil lempiras (unos 100, 041 de dólares), fuera de los impuestos y otros pagos.
Dinero por venta de madera se reparte entre unos 500 Tolupanes
Matute, dirigente del Consejo Preventivo y quien se encuentra en contra las disposiciones del Consejo Directivo, asegura que de más de 3,000 Tolupanes que se encuentran en la zona, solo cerca de 500 apoyan la explotación “ilegal” del bosque, ya que entre estas personas que se reparte el dinero de la venta.
De hecho, en la página de Facebook denominada “Tribu San Francisco”, el Consejo Directivo convocó el 6 de abril del presente año, a una asamblea general indígena para hacer entrega del dinero por el aprovechamiento del bosque. En la página que se adjunta, se pide a los presentes como requisitos para reclamar el dinero, ser mayor de 16 años, vivir de manera permanente en la tribu y portar tarjeta de identidad o partida de nacimiento.
Desde el Consejo Preventivo se cuestiona que el dinero no se emplee en proyectos de desarrollo de las comunidades y se reparta a discreción.
Citando de nuevo la investigación del MADJ, los Tolupanes denuncian a la familia Uclés, como la que, aparte de ser terrateniente, con presencia fuerte en la zona, cuenta con un Plan de Manejo Forestal otorgado por el Instituto de Conservación Forestal (ICF). También enlistan algunas empresas madereras que se han beneficiado de la explotación de la riqueza forestal de la tribu, como: YODECO, Mataguas, Floresta de Babún, Velomato y Kenton Landa.
La Mina y la contaminación del agua
No sólo el asecho del bosque se ha convertido en un problema para los indígenas Tolupanes. En la zona, José María Pineda, poblador de la comunidad Piedra Gorda, de la tribu de San Francisco de Locomapa, nos habló de la contaminación existente en el río Guaima debido a la extracción de antimonio que realizan empresas mineras en el sector de Lagunita, vertiente que al bajar de Locomapa, cruza la ciudad de El Progreso y se dirige a La Ceiba.
Pineda dice que el río antes de ser explotado por la mina era caudaloso y agrega, “estos minerales no nos benefician en nada a nosotros como comunidades indígenas. El material se está yendo y no estamos recibiendo ningún beneficio social. Lo único que nos va a quedar es la contaminación y las enfermedades que producen”.
Algunas imágenes en fotografía que hicimos en la zona, muestran los ríos de Locomapa secos y la poca agua que en ellos hay aún, es de color amarillenta.
En la investigación hecha por el MADJ, la población también cita a los siguientes empresarios mineros que estarían interesados en la riqueza mineral metálica y no metálica de la tribu de Locomapa: Antonio Rivas Chain, de El Progreso; Jorge Félix Zavala Estrada, de Yoro; Jorge Rivera Monge, de Yoro; Cristian Medina, de Locomapa; Mario Medina, de Locomapa; Hugo Emilio Castillo Licona, de Yoro; Oslin Romero, de Tegucigalpa; Santos Romero Solórzano, de Tegucigalpa; Lindolfo Bustillo, de Comayagua; Amilcar Cruz de la empresa Las Marías (procedente de Tegucigalpa).
De acuerdo con los Tolupanes, es desde el año 1996 que la explotación minera se ha fortalecido, entrando a la zona empresas nacionales e internacionales, que han llegado a contaminar. “Tanto así que el agua no se puede utilizar para bañarse debido a la contaminación, pues da picazón en la piel y tampoco se puede consumir porque tiene mineral. Usted siente como que le ha caído sarro al estómago. Eso es lo que nos preocupa que las aguas van desapareciendo y las que quedan están contaminadas”, sostiene Ángela Murillo, miembro del Consejo Preventivo de la tribu de San Francisco, quien agregó: “el agua se nos está secando. Las empresas mineras y madereras nos están destruyendo todo”.
Tolupanes: un grupo étnico con riquezas pero viviendo en extrema pobreza
Una paradoja en la problemática que enfrentan los Tolupanes, es que las zonas en las que cohabitan son territorios con riquezas naturales. Sin embargo, este grupo étnico hondureño vive en pobreza extrema. Los gobiernos los han mantenido postergados, utilizándolos únicamente durante los procesos de elecciones políticas.
Víctor Fernández, es abogado y Coordinador del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ), una institución cercana a la Tribu Indígena Tolupán de Locomapa. Como organización, el MADJ ha acompañado a la tribu en la defensa de sus derechos de forma integral. Fernández es un acérrimo crítico del Estado y gobierno de Honduras. Pero cuando de analizar la situación del pueblo Tolupán y el abandono de los gobiernos se trata, conoce muy bien el contexto. “La Secretaría de Salud, pregúntese si tiene en su agenda que todos los indígenas Tolupanes tengan asistencia médica. La de Educación, veamos si hay una política para que todos los indígenas tengan acceso a centros de enseñanza, maestros bilingües, que hable su idioma. No existe”, cuestionó.
Según Fernández, una primera situación que acontece en la zona Tolupán es que no todos los indígenas comprenden el tema del derecho al territorio. Este grupo étnico hondureño lo que han hecho ante el acoso, es ocultarse y tratar hacerse invisible en sus montañas, huyendo del problema. “Una de las maneras es el silencio. Van subiendo montaña cuando se ven acorralados”, reafirma el entrevistado.
Sin embargo, para este abogado de formación un instrumento que ha favorecido la explotación de los recursos es la histórica Federación de Tribus Xicaques de Yoro (FETRIXI), una estructura que critica y la que considera que se convirtió en la “tramitadora y la legalizadora de todo el despojo del pueblo Tolupán”. “Tiene décadas de firmar contratos de explotación de madera. Para qué sirve una entidad como esta que tramita madera, la explotación, si al final el pueblo no tiene acceso a mejoras en su nivel de vida”.
El entrevistado cuestionó el abismo que afirma, existe en el nivel de vida de los dirigentes de la FETRIXI y el del resto de la población indígena. “Su situación económica no se parece al universo de la población indígena. Tremendos carros, tierra, ganado, no se parece a los Topulanes”.
Para Fernández, pese a todo lo anterior, uno de los mayores responsables de la discriminación y el atraso de los pueblos indígenas es el gobierno y Estado de Honduras, pues el país, critica, ha asumido compromisos para proteger a estas comunidades pero “para quedar bien con la comunidad internacional y los organismos de crédito”, pero dice que en la práctica sucede lo contrario, cuando abandona a su suerte a estos pueblos y los persigue hasta casi exterminarlos.
El costo humano de la explotación de los recursos naturales
El conflicto, generado tanto por actores internos como externos al grupo étnico Tolupán, ha dejado a la fecha un salgo lamentable. Muchos de los líderes y pobladores han sido asesinados y sus muertes permanecen en la impunidad. “Estamos expuestos a entregar la vida porque hay compañeros que han sido asesinados a causa de toda la problemática que existe acá, por defender nuestro propio derecho”, siguió explicando Murillo, la lideresa del Consejo Preventivo entrevistada en párrafos anteriores.
“Todavía en febrero de este año fueron asesinados Salomón y Juan Samael Matute”, agregó. El primero de ellos era Delegado de la Palabra, un ejemplo para todos nosotros, y el segundo era un joven emprendedor, con muchos sueños por delante, aunque lamentablemente estamos expuestos a dar la vida por defender nuestro derecho”.
“Como madre, como ama de casa, nos quitan la vida, tanto de nuestros hijos como de nuestra familia porque nuestros ríos se están secando. Para beber agua hay que ir largo porque la quebrada está contaminada. El río tiene poca agua a causa de la deforestación”, agregó al explicar la relación de la defensa de sus recursos naturales y los asesinatos de sus hermanos Tolupanes.
El MADJ, a través de sus abogados, ha logrado llevar ante los tribunales de justicia de Honduras algunos de los crímenes cometidos contra los Tolupanes. Sin embargo, muy poco se sabe sobre cuántas personas han sido asesinadas, quiénes eran, qué papel jugaron en la lucha por la defensa de sus territorios y cómo se encuentran sus casos ante el sistema de justicia del país.
En la segunda entrega del trabajo realizado por el CESPAD, sobre el pueblo indígena Tolupán, responderá estas interrogantes.