Análisis | Crisis, protestas y la transición difícil en Honduras

0
4277
Foto: La Prensa

Escrito por Roque Castro Suarez, catedrático de sociología de la UNAH

  1. La crisis de legitimidad y credibilidad del gobierno.

El mes de mayo de 2019 ha sido particularmente intenso por las protestas del sector salud y educación. Lo anterior parece recordar, mutatis mutandi, el mayo francés de 1968, y nos hace recordar también aquella frase de Ramón Amaya Amador: el camino de mayo es la victoria. Todo ello ha sido posible en un contexto de crisis de legitimidad del Gobierno de Juan Hernández. No solo está el descontento por el fraude electoral de noviembre 2017 que se ha venido acumulando si no que a ello se suman los casos de corrupción como el de Pandora que, según denuncias, parecen implicar al que dirige el ejecutivo y más recientemente la captura de su hermano Tony acusado de ser parte de las redes de narcotráfico, lo cual parece indicar la inevitable vinculación de Hernández (implicado según la DEA, pero desmentido por la representación del gobierno de Estados Unidos en Honduras).

Frente a esta realidad de corrupción y de impunidad resurgen las protestas del movimiento de las antorchas. El detonante, sin embargo, para las protestas del sector salud y educación fue la aprobación de un decreto que fundamentalmente suponía riesgo de despidos masivos para trabajadores de dichos sectores. Los maestros y trabajadores de la salud, apoyados por estudiantes y una ciudadanía critica, se van al paro y realizan sendas movilizaciones en todo el país.

Como no se había conocido antes y debido a los impactos de las movilizaciones, los empresarios alertan sobre el carácter de la crisis política que vive el país, por tanto la crisis de legitimidad y de credibilidad se deja ver en el comunicado de los empresarios de la zona norte del país quienes critican que hay mayores pérdidas por corrupción que por los paros de los sectores de salud y educación, señalan además que se han cometido muchos errores en la actual gestión; los empresarios critican también la falta de reglas claras y sobre todo plantean que no existen garantías de los derechos ciudadanos. A esta crítica se suman los comunicados de oficiales intermedios de las Fuerzas Armadas (aunque es difícil confirmar su autenticidad) que cuestionan una realidad muy conocida en el país, de cómo la cúpula militar, como nunca antes, está sometida y confabulada con los intereses del régimen corrupto. Un empresario muy conocido como Adolfo Facussé cuestiona la existencia misma de las FF.AA, si estas son necesarias y de como esos recursos mejor deberían ser utilizados en salud y educación.

Por su parte también la Conferencia Episcopal de Honduras critica la forma de legislar y la toma de decisiones del ejecutivo (que asocian con la corrupción, el totalitarismo, la impunidad y el mal manejo de los conflictos), se critica además la Constitución de la República muchas veces violada, se critica el fraude electoral y el pírrico alcance de las reformas políticas, la crítica a la falta de poderes independientes. Se critica también  el nuevo Código Penal que favorece a corruptos y narco políticos,  todo ello ha generado crisis y conflictos (le da la razón a la ciudadanía y las organizaciones que protestan e incluso critica la imposibilidad del dialogo), en  fin se critica la autoridad ilegitima del régimen que en estas condiciones, puede dejar de ser obedecida invitando a buscar salidas a esta crisis. Hay que señalar que, por lo menos en estos últimos diez años, no se había generado un comunicado de la Iglesia católica tan contundente y tan claro sobre la realidad actual del país.  

Ahora bien, hasta donde el descontento entre oficiales intermedios y la cúpula militar se puede convertir en un elemento generador de fisuras en las Fuerzas Armadas y forzar la salida del cuestionado presidente.  Algunos análisis en el país parecen sugerir que esta situación no es suficiente para generar una ruptura en el actual régimen en un contexto de apoyo claro de Estados Unidos a este último. Lo anterior pareciera indicar que la transición que urge el país en esta hora crítica no parece posible desde el descontento de los militares intermedios ni por el apoyo del factor externo (EEUU). Aunque es indudable que se han creado ciertas condiciones que hasta hace un tiempo no existían. Al parecer está creciendo una especie de consenso en distintos sectores que sostener a Juan Hernández solo traerá una creciente ingobernabilidad y cuyo costo será mayor que mantenerlo en el poder.          

2. Las protestas del sector docente y el sector salud.

Las protestas de estos días evidencian la profundidad de la crisis. Si bien las protestas tenían claridad de objetivos orientados a la derogación de los llamados decretos PCM que desde el 2009 han contribuido a agudizar la crisis en estos sectores, el contexto en que las mismas protestas se han producido y por el apoyo amplio de una ciudadanía critica que entiende que la crisis social es solo una parte del gran problema del régimen ilegitimo, estos últimos fueron inclinando la balanza hacia objetivos políticos contra el actual régimen de gobierno lanzando consignas como las de fuera JOH, tomas de carreteras, jalonando las demandas sociales hacia las demandas políticas.     

Las protestas del sector salud y educación de forma conjunta nunca habían tenido lugar en el país. Ante el mal cálculo del gobierno, que dejo crecer y que no imagino la reacción en conjunto de los potenciales afectados, lograron articular la plataforma para la defensa de la salud y de la educación. Así el primer objetivo, presionar para derogar el recién creado decreto se llevó a cabo con movilizaciones en el todo el país. Fueron además movilizaciones masivas de sectores que tienen presencia en casi la totalidad de territorio nacional. Hay que decir también que ambos sectores representan dos temas que son muy sensibles para la mayoría de la población.

El éxito logrado por los manifestantes con la derogación del primer decreto, casi inmediatamente llevo a plantearse una segunda fase de lucha. Esta segunda fase se centró en la demanda de derogación de todos decretos PCM que desde 2009 hasta la fecha han incidido en la crisis afectando el mejor acceso, para las mayorías, a los servicios de salud y educación, según la plataforma que aglutina a los dos sectores. Hay que destacar que si bien el éxito del movimiento en el logro de sus objetivos se debe a sus constantes movilizaciones que paralizaron a los dos sectores sociales más sensibles del país. Sin embargo, hay otros elementos que influyen en estos logros: como una especie de paradoja de contexto dado el carácter de la crisis política (por los temas de corrupción y narcotráfico que implican al titular del ejecutivo) lleva al régimen a focalizar acciones en la protección del mismo centrándose en neutralizar las amenazas directas y atender con menor urgencia aquellas más indirectas como es el caso de las demandas de los sectores de salud y educación.

Un factor adicional (aunque siempre en su forma combinada con las masivas manifestaciones no violentas) que ayuda a explicar el éxito del movimiento en defensa de la salud y la educación pública es lo que aquí hemos denominado los extremos de la protesta. Es el momento en que se cruza la línea entre lo que se considera legal y lo que se considera ilegal, lo cual supone acciones que para los afectados y los defensores del orden se consideran violentas. Si bien en las democracias se acepta que todos los ciudadanos tienen derecho a la protesta (cuando los derechos han sido vulnerados o los mismos son negados) e incluso dichos derechos se contemplan en las constituciones. Y se agrega inmediatamente en estas que las protestas tienen que ser pacíficas.

Ahora bien, como discutir este tema en sociedades como la nuestra donde se cuestiona la existencia de un Estado de derecho, donde el sistema de justicia esta penetrado por la corrupción y los intereses del crimen organizado. Un argumento en favor de los movimientos de protesta es que lo que ocurre, según nuestra perspectiva, es que hay una violencia originaria que tiene que ver con la negación de derechos de forma total o parcial que dan lugar a las protestas como momento segundo. Además quizá se pueda asegurar que en general las protesta social tiene en sus múltiples experiencias y a lo lago de la historia, episodios que los afectados como los gobiernos suelen considerar como violentos. Las manifestaciones además por ser masivas son difíciles de controlar donde las reacciones que son diversas encuentran fuerza en la dinámica colectiva. Por otro lado una situación de exclusión persistente o formas de represión son factores que pueden alimentar formas de violencia en las manifestaciones que en lo fundamental son pacíficas.         

3. Los nuevos liderazgos para el cambio.                        

La visibilización de un nuevo liderazgo desde la plataforma y principalmente de la figura de la Doctora Suyapa Figueroa, ha sido fundamental en esta lucha.En este caso no solo hay una buena bandera (la defensa y acceso a una educación y salud pública) sino que está en manos limpias en un contexto de alta corrupción y en un ambiente donde no se cree en nadie. Estos liderazgos se han tenido que imponer (por razón y justicia) a otros liderazgos oficiales y defensores del actual régimen. Es el caso de la ex rectora de la Universidad Nacional (UNAH) que como ocurrió en la universidad, ha sido otra vez derrotada por la lógica de las mayorías.

Este nuevo liderazgo se abre paso también en medio de liderazgos ilegítimos que sin trabajo y reconocimiento han sido cooptados por el gobierno como se ha podido observar en las negociaciones sobre los últimos decretos derogados. Los de la plataforma son además liderazgos que quieren tomar distancia de los liderazgos políticos tradicionales. Estos nuevos liderazgos son fundamentales para fortalecer lo público y generar desde aquí o desde otros espacios aportes para una sociedad más incluyente y más democrática.          

4. A modo de cierre.

Por todo lo que se ha apuntado en este artículo, han crecido la condiciones que nos colocan en la antesala de una transición hacia un horizonte democrático donde será que hay que esperar hasta nuevas elecciones o más bien tiene lugar una ruptura de mal menor (Salida de Hernández vía renuncia o por la fuerza)  frente a la crisis existente que la coyuntura al menos parece reclamarlo.  Las protestas que se han venido realizando desde las últimas semanas de abril y que duraron todo el mes de mayo, han creado estas condiciones. Se suman a ello las reacciones de los empresarios, de los militares (aunque se vuelvan inconformidades sin rupturas importantes), la crítica de medios de comunicación y finalmente el contundente comunicado de la Iglesia católica. 

El ambiente político-social parece ser de incertidumbre, hay sin embargo una importante energía social con expectativas de cambio y que deja la sensación de que algo ha pasado, algo está pasando y algo puede pasar en Honduras. Las protestas y el carácter que las mismas asumieron han creado una coyuntura favorable para una transición de corto plazo o en definitiva habrá que esperar las correspondientes elecciones de mediano plazo. Esto último plantea sin embargo un escenario de agobiante ingobernabilidad donde será difícil medir las consecuencias. Por otro lado está por verse si el dialogo puede dar sus frutos. La forma como el gobierno negocio (y lo sigue haciendo) y derogo los polémicos decretos han tensionado las relaciones con los líderes de la plataforma,  sumándose a ello las amenazas y la persecución contra estos, todo lo cual hace pensar que el camino del dialogo será muy difícil.

La experiencia reciente del dialogo poselectoral como salida a la crisis electoral de 2017 no parece alentar mayores esperanzas en esta dirección. Al cierre de este trabajo no solo se critican la falta de condiciones para dialogar sino que la plataforma por la defensa de la salud y la educación plantea nuevas demandas que incluyen hasta el cuestionamiento a la reforma del Código Penal. La sensación final es que las luchas gremiales, que siguen siendo importantes, parecen estar rebasadas por la urgencia de una transición hacia la democracia lo cual sin duda será muy difícil.