Universitarias hondureñas rompen el silencio y denuncian maestros acosadores

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Rompieron el silencio. Aún con miedo, las estudiantes universitarias de Honduras han decidido hablar y relatar las bromas sexuales y desagradables que hacen los “mentores” contra ellas; los manoseos, los besos desprevenidos y las propuestas indecorosas. Decidieron denunciar el mundo de acoso sexual que viven, que todos conocen y que todos callan.

Los escritos pegados en papel y en murales en los que se leían las diversas maneras en que son abusadas las estudiantes universitarias de Honduras, dejaron a la sociedad con la “boca abierta”. Fue una valiente acción que hicieron las estudiantes de varias carreras que permitió que salieran a luz pública nombres de mentores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) que han hecho de esta práctica un estilo de vida dentro del Alma Máter.

El mural de las denuncias

Licenciados que imparten las clases de inglés, sociología, historia y derecho, encabezaron el listado de los denunciados por las estudiantes. Fue una manera de evidenciar lo que por años ha ocurrido dentro de la UNAH. Algunos reaccionaron violentos, trataron de intimidar a las jóvenes, pero ellas siguen en la lucha para desenmascarar a los abusadores.

«Denuncié los abusos y lo primero que me dijeron es que diera las pruebas. A la mayoría no nos creen que somos acosadas, abusadas y por eso nos toca visibilizar lo que está pasando no sólo en la Universidad, sino en otros centros de enseñanza del país. No nos apoyan y lo que hacen es decirnos que tenemos que interponer una denuncia formal, pero cuando llegamos y las interponemos, no hacen nada y lo único que nos ha quedado es evidenciarlos de manera pública», explicó Esther, quien por seguridad nos pidió omitir  su apellido.

«Las denuncias de acoso en la Universidad, casi no tienen seguimiento y lo peor que se hace es que se expone a la víctima. A las estudiantes no les ha quedado de otra que visibilizar a los agresores; estar señalando a los culpables», sostiene la Directora del Grupo de la Sociedad Civil y miembro de la Coalición Todas, agrupación que defiende derechos de las mujeres en Honduras.

Sánchez agrega que se requiere de una respuesta rápida por parte de las autoridades de la UNAH. “Y no la hubo, no han sacado la cara, ni entablado procesos serios de investigación para deducir responsabilidades y castigar a los acosadores”, afirma.

Las invisibilizadas estadísticas

Informes estadísticos del Ministerio Público (MP), revelan que apenas una o tres mujeres de 10, denuncian haber sido víctimas de un abuso sexual. Otros revelan que sólo en la UNAH, el Comisionado Universitario recibe al menos 10 denuncias de acoso sexual cada año. En el 2014, la universidad regional del Valle de Sula reportó la sanción para cuatro docentes a quienes se les comprobó los abusos sexuales cometidos contra estudiantes.

La Unidad de Acoso Sexual ha registrado y orientado 222 casos de denuncias, según ha informado Claudia Bustillo, una de las Comisionada. Entre los casos que se han formalizado se encuentran amonestaciones de estudiantes a otros estudiantes, personal administrativo a estudiantes, docentes a estudiantes y viceversa.

«Los estudiantes deben mostrar las respectivas pruebas como mensajes, llamadas telefónicas en horas inadecuadas, por ejemplo. Esos son elementos claves para proceder contra los denunciados y realizar una investigación que luego se traslade a las instancias pertinentes», agregó Bustillo.

De las denuncias recibidas en el 2018, 14 casos son de abuso sexual de docentes hacia estudiantes. La Unidad, dependiente del Comisionado Universitario, se fundó en el año 2013. Dayanara Guillén oficial de la Unidad, dice que “hay investigaciones que han culminado, otras que están en proceso. Recibimos las denuncias, se verifican y una vez confirmadas se traslada a la autoridad competente para que sancione al acosador. Son las mujeres las que más denuncian, pero también se conocen casos de hombres abusados».

Ciudad Universitaria / UNAH

¡De acoso a ataques!

La denuncia es grave: que en el pasillo del edificio D1 de la UNAH, el pasado 13 de noviembre, una estudiante fue violada. El relato de testigos refiere que esa noche cortaron el fluido eléctrico y que cuando la joven esperaba, como siempre, a un compañero para no irse sola, un desconocido se le acercó y la atacó.

«Le tapó la boca a la víctima, para que la joven no gritara, prácticamente la inmovilizó hasta que abusó de ella. En ese pasillo sólo había una aula en uso, con cero seguridad y eso facilitó que el hombre abusara de la compañera», relató un estudiante.

Ese es un caso al que se suman otros ocurridos en la Universidad Nacional, escenario donde el silencio sigue siendo el arma que blinda a los acosadores y abusadores. Las insinuaciones, invitaciones, manoseos, descrédito y hasta la venganza académica, siguen acosando a las universitarias, a quienes sólo les ha quedado el camino de hacer pública la amenaza que les aqueja en las aulas.

«El catedrático siempre me decía que mis notas estaban en sus manos. Me decía que si iba a su casa y lo acompañaba un rato no debía preocuparme por la nota; como no accedí no pasé la clase. Y es algo que no denuncié por miedo, ahora que las compañeras decidieron hablar ya no voy a callar. Mi caso, si lo hubiera denunciado seguro me lo archivan. Aquí callar es la mejor arma que se tienen para no ser expuesta», narró Luisa.

Esa es la realidad que por años han ocultado los y las estudiantes. Aseguran que los acosadores están allí, ocultos en las aulas. Para ellas lo más grave no es que un maestro las acose, sino que las instituciones los encubran y por eso muchas consideran que denunciar el acoso que sufrirlo.

“Nosotras te creemos”

Ante esta situación las estudiantes lanzaron la campaña «Nosotras te creemos», con la que hacen público el nombre de los agresores, una situación que no ha gustado a los docentes, quienes han alegado que esa campaña sólo busca dañar su buen nombre.

Las estudiantes decidieron evidenciar a sus agresores y en la Facultad de Filosofía en Tegucigalpa colocaron en un muro las denuncias que van desde una invitación a salir a beber, hasta mantener encuentros íntimos con los docentes.

«Los licenciados y abogados de diferentes carreras se nos acercan. Creen que por ser una autoridad tienen derecho de decirnos que podemos estar con ellos, insinuarnos cosas y estar con ellos. En varias ocasiones me ha tocado enfrentarme a esos catedráticos y no podemos decir nada por temor a represalias. Si denunciamos, no nos creen» dijo una estudiante de la carrera de Filosofía de la UNAH.

La campaña “Yo sí te creo” busca fortalecer a más estudiantes que han recibido este tipo de acoso y promover que se sumen a denunciar de cara al trabajo de erradicación del acoso sexual de las estudiantes.

Sánchez agrega que es necesario dar apoyo a las estudiantes, quienes incluso han recibido como respuesta, agresiones verbales de quienes han sido denunciados como acosadores.

“Como feministas nos solidarizamos con esta campaña y exhortamos a las autoridades a acelerar procesos de investigación y de castigo de responsables, ya que han caído en un silencio espantoso que fomenta la impunidad”, puntualizó la feminista.