Felicita López: la lideresa Lenca que lucha contra la persecución y amenazas

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María Felícita López es la coordinadora de las mujeres del Movimiento Indígena Lenca de La Paz (Milpah). Es originaria del municipio de Santa Elena, departamento de La Paz y desde allí libra la batalla más dura de su vida: defender el patrimonio de su comunidad, de los intereses de la empresa hidroeléctrica, propiedad de una mujer poderosa del Congreso Nacional de Honduras.

Santa Elena, La Paz.
Foto obtenida de: www.nonosolvidamosdeHonduras.com

Palo Blanco se llama la aldea de Santa Elena en donde María Felícita se crió, rodeada de árboles que dibujan exuberantes bosques, ríos y riachuelos que ahora defiende. Desde allí lucha contra la instalación de la Hidroeléctrica “Encinos”, propiedad de Gladys Aurora López, diputada del Congreso Nacional y Arnold Castro, su esposo.

De acuerdo con la información de las y los líderes de Milpah, el estudio para la instalación de la Hidroeléctrica comenzó en el año 2011. En los subsiguientes años, las aldeas y caseríos de la zona se organizaron y gracias al trabajo activo de las comunidades y de Milpah se evitó que, de forma arbitraria e inconsulta, se instalara una represa.

Fue por iniciativa propia que las comunidades decidieron hacer una consulta libre, previa e informada, pero sin la firma del alcalde de la zona. La decisión fue contundente: las comunidades se niegan a permitir que se instale una hidroeléctrica que afectará al río Togola y principalmente al Chinacla, ambos, abastecedores de agua de la zona, porque es de donde las y los campesinos toman agua para la siembra de sus cultivos.

La instalación de la hidroeléctrica también afectará, como ha pasado en otras experiencias, en otras partes del país, la libertad que tienen las indígenas de la zona de acudir a los ríos para utilizar el agua en sus labores domésticas.

CESPAD conversó con María Felícita López, la lideresa indígena que ha sido perseguida, criminalizada y amenazada su familia por oponerse a las operaciones de la empresa hidroeléctrica Encinos. A Felicita le ha tocado asumir el rol de padre y madre, pues en la lucha criminalizaron a su esposo, a quien no le quedo más que salir del país e irse a trabajar a El Salvador para conseguir el sustento de su familia.

Felicita no desmaya, saca fuerzas y asegura que pese a las amenazas y persecución, sigue en pie de lucha.

Desde que acusaron a su esposo, ¿cómo sobrevive en Santa Elena, tras las amenazas y persecución contra la comunidad indígena?

La criminalización sigue. Mi esposo no puede trabajar en Honduras y salió hacia El Salvador porque por la hidroeléctrica, los procesaron. No ha podido arreglar el problema; todos están indefensos sin abogado. A mí me tocó estar en una casa refugio. Emprendí desde entonces el rol de papá y mamá y he seguido adelante. Me estoy formando, estoy luchando por los derechos de mi pueblo, por los de las mujeres. Estoy trabajando en las comunidades, estamos con asesoría para ellos y para las mujeres. Cada día es una nueva lucha; hay momentos en que las cosas se ponen agresivas en Santa Elena.

Llegaron incluso a querer formar Consejos Indígenas paralelos para debilitarnos, pero investigamos quien era la persona que andaba en eso y se le puso un alto. Ha sido una lucha bien fuerte, aquí no damos permiso a ninguna empresa porque no queremos un daño para las comunidades indígenas, estamos protegiendo nuestros territorios.

¿Cómo está apoyando a las mujeres?

Muchas compañeras me piden que las organice y fortalezca, pero me cuesta. No hay fondos para apoyarlas y para el acompañamiento no tengo presupuesto, solo tengo voluntad. Como puedo estoy acompañándolas cuando me llaman. Viajo para dar seguimiento a los casos de las compañeras. Tenemos ahora un grave problema, el alcalde en Santa Elena está multando a las mujeres con mil y quinientos lempiras si no van a un centro de salud, además de que no serán inscritas en el Registro y que no tienen ningún derecho a recibir proyectos para ellas.

Por eso las acompaño, denunciando las injusticias y esa es mi labor. Estoy transmitiéndoles a ellas que como mujeres debemos también luchar por nuestros pueblos.

¿Cómo se define Felicita López?

Me declaro como una mujer indígena feminista, que busca justicia social. Tengo medidas cautelares por las batallas que libro a favor de mi pueblo, pero no pido ayuda a la Policía porque no les tenemos confianza. Y sigo aprendiendo, me sigo formando, participando para abrir espacios para mi pueblo. Me estoy preparando porque no quiero dejar de luchar; las injusticias nos hacen sacar fuerzas para seguir y mi pueblo no merece la suerte que pierda lo más valioso que tenemos, sus recursos, sus costumbres, sus ideales.

¿Sigue el ejemplo de Berta Cáceres como portavoz de lucha de Los lencas?

Muchos me comparan con la fuerza y ejemplo que Berta Cáceres nos dejó. Cuando me comparan con ella me siento feliz porque ella es un ejemplo de la mujer que empoderó a las comunidades, a las mujeres, al pueblo indígena lenca. Pero me falta mucho para ser como ella, lo que sí sé es que estoy comprometida, entregada por mi familia y mi pueblo. No ha sido fácil para las mujeres indígenas despegarse del machismo, pero estamos abriendo el espacio, para figurar en la comunidad, en la sociedad y por ende en los proyectos. En el Gobierno, a veces nos toman en cuenta, en otras ocasiones no, pero el compromiso es con nuestra gente y no vamos a desmayar.

Cada día para Felicita es una nueva oportunidad. No se trata sólo del apoyo y del ejemplo que pueda legar las mujeres que la ven como la líder indígena en La Paz. Se trata de inculcar en sus hijos el ejemplo de lucha y, en esa área, Felicita cree que está haciendo bien la tarea: sembrar el espíritu de lucha en los suyos para cuidar sus recursos naturales.