La paridad de hombres y mujeres en la administración pública es una tendencia que están adoptando algunos países que le apuestan a generar mayor participación de las mujeres. Sin embargo, los países latinoamericanos, entre ellos Honduras, siguen a la zaga y los puestos continúan acaparados, en su mayoría, por hombres, lamentaron organizaciones feministas.
España (gobierno de Pedro Sánchez) se ha convertido en el primer país del mundo con mayor participación de mujeres en la administración pública. Nunca en la historia de Europa un gobierno estuvo integrado por el 65 por ciento de mujeres en el Poder Ejecutivo, con 11 mujeres al frente, de un total 17 ministerios que lo componen. La ocupación de estos cargos incluye ministerios claves como el de economía, hacienda y educación.
Otro ejemplo lo constituye Carlos Alvarado, quien tomó posesión de la Presidencia de Costa Rica en mayo e inició su mandato con 14 mujeres y 11 hombres al frente de las secretarías de Estado. De igual manera, en la vecina Nicaragua, el gobierno incluye en su gabinete a más del 50 por ciento de mujeres y se ubica entre los cinco países en el mundo con mayor participación para ellas, en el Poder Ejecutivo.
Desde hace dos años, subiendo hacia el norte de América, el gobierno de Canadá está integrado por 15 hombres y 15 mujeres en las secretarías de Estado. Cuando le preguntaron al nuevo presidente Justin Trudeau el porqué de la novedosa decisión de la integración paritaria de su gabinete respondió simplemente “Porque estamos en el 2015”.
Otro caso que ejemplificaría la tendencia lo constituye el recién ganador de las elecciones en México, Manuel Andrés López Obrador, quien ha anunciado que podría integrar su gabinete con paridad de género a partir de diciembre próximo. Si cumple con su promesa hecha en campaña, su gobierno estará constituido por ocho hombres y ocho mujeres en su gabinete. López Obrador ratificó esa decisión horas después de ser declarado presidente electo.
Tendencia no llega aún a Honduras
Pero la tendencia de incorporar paritariamente los equipos de gobierno aún no llega a muchos países latinoamericanos, incluyendo Honduras. Apenas unos ocho países en el mundo tienen más del 50 por ciento en su gabinete y otros ocho se ubican entre el 40 y el 50 por ciento de participación.
El gobierno de Honduras es de los que no se inclina a seguir la propensión de la paridad. De los 22 ministerios que conforman el gabinete, solamente hay cuatro mujeres al frente, un número que representa 22 por ciento. Se trata de María Andrea Matamoros, quien funge como ministra asesora de Estrategia y Comunicaciones; Karla Cueva, al frente de la Secretaría de Derechos Humanos; Roció Tábora a la cabeza de la Secretaría de Finanzas y María Dolores Agüero, quien dirige la Secretaría de Relaciones Exteriores.
En el periodo anterior, siempre del gobierno de Juan Orlando Hernández, la Secretaría de Salud fue dirigida Delia Rivas y la de Educación por Rutilia Calderón, pero fueron sustituidas por Octavio Sánchez y Marcial Solís respectivamente.
Asimismo, el Instituto Nacional de la Mujer (INAM), principal rector de las políticas públicas de la mujer, fue disminuida de categoría y de ministerio pasó a ser una dirección. Actualmente es conducida por Ana Aminta Madrid, una institución que lógicamente no puede ser administrada por un hombre.
Paridad no solo es cosa solo de números
La decisión de integrar mujeres a los gabinetes de gobierno puede entenderse como intención de caminar rumbo a la equidad de género en la administración pública de los países. Sin embargo, no es solo un tema de números. Para las organizaciones de mujeres y feministas, la equidad no se cumple solamente con las cantidades de cargos asumidos, también debe observarse la importancia de la responsabilidad asignada y qué tanto impactarán en la sociedad, las acciones que se puedan realizar desde ese cargo.
En el trabajo por la vindicación de sus derechos, las mujeres y feministas han reclamado espacios para su participación política, pero que también se les nombre en puestos claves en los que no cumplan solo tareas operativas, sino que además, tengan autoridad en decisiones de programas y proyectos trascedentes para el país.
“La llegada de las mujeres a un cargo importante dentro de un gobierno, no significa necesariamente que las mujeres avanzan también en la demanda de sus derechos, necesitamos que tengan espacio libre de toma de decisiones, que se les permita acortar la brecha existente entre hombres y mujeres tanto en lo político, económico y social, tendientes a erradicar la mirada ideológica y política patriarcal y con ello la discriminación de la mayoría de las mujeres”, acotó Wendy Cruz, representante de la Vía Campesina.
Los movimientos de mujeres y feministas en Honduras han luchado para obtener reformas a leyes clave como la de Igualdad de Oportunidades para la Mujer (para que incluya acciones afirmativas en la incorporación de al menos el 50 % de ellas en cargos de elección popular) y la de Paridad y Alternancia en las planillas de los partidos para cargos de elección popular. Aunque se ha avanzado, cuestionan que las condiciones de participación aun no son equitativas.
Pese a lo anterior, no existe ninguna normativa que obligue a los gobernantes a considerar la paridad en la administración pública, es decir, en cargos dentro del Poder Ejecutivo, que son nombrados directamente por el presidente del país.
La aspiración de las mujeres organizadas es, que por Ley, quienes ocupen la Presidencia de la República consideren la participación de las mujeres de manera paritaria y no esperar a que lleguen a esos puestos personas con la voluntad de Pedro Sánchez, Justin Trudeau, Carlos Alvarado o Manuel López Obrador, para satisfacer su aspiración.