Un caluroso recibimiento le hizo el pueblo Lenca a las dos mujeres premio Nobel de la Paz, que este fin de semana visitaron las comunidades que conforman Río Blanco, la zona en donde Berta Cáceres lideró la lucha en contra de la instalación del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, de la compañía Desarrollos Energéticos –DESA-, en su afán por represar el Río Gualcarque.
El emotivo momento sirvió para que Tawakkul Karman, la periodista, política y activista yemení por la defensa de los derechos humanos (premio Nobel 2011), y Shirin Ebadi, abogada iraní que milita por los derechos humanos y la democracia (premio Nobel de la Paz 2003), demandaran al Estado de Honduras el respeto a la vida de las mujeres defensoras de sus territorios y la captura de los autores intelectuales del asesinato de Berta Cáceres.
En la zona, las dos mujeres premio Nobel de la Paz, que llegaron para conocer en Honduras la situación de los defensores de derechos humanos y los abusos que se cometen en su contra, brindaron una conferencia de prensa en la zona.
Ambas mujeres fueron contundentes con su mensaje de exhortación, al Estado de Honduras, de respeto a la libertad de expresión y a la integridad física de quienes defienden los derechos humanos, los bienes comunes de la naturaleza y sus territorios.
En el espacio, la mujeres también cuestionaron que ya transcurren casi dos años y en el crimen de Berta Cáceres aún no se investiga y menos se judicializa a los autores intelectuales que ordenaron y pagaron por su muerte.
“Berta es una de ellas, una víctima de ellos y por eso nosotros solicitamos que se haga justicia contra todos los que estuvieron involucrados en su muerte, dijo con tono firme Tawakkul Karman, premio Nobel 2011.
Estas mujeres recorrieron los alrededores del Río Gualcarque, una de tantas regiones que en Honduras han sido escenario, entre el 2009 y 2017, del asesinato de 12 defensoras de sus territorios y de que mil 600 mujeres hayan sido llevadas a juicio.
Para Berta Zúgina Cáceres, hija de Berta Cáceres, la exigencia desde el Consejo de Pueblos Indígenas de Honduras –COPINH-, y de las comunidades Lencas, es la captura y condena de los autores intelectuales, de los que forman la oligarquía hondureña, funcionarios y militares.