Por: Agencia proceso. Jorge Carrasco.
Desde el sexenio de Felipe Calderón los mexicanos han estado expuestos al mayor de los espionajes conocido hasta ahora, con el apoyo de un entramado de empresas de origen israelí establecidas en México, en algunas de las cuales están asociados militares mexicanos en retiro.
Los sofisticados equipos de intrusión fueron adquiridos y operados inicialmente por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y al final del sexenio pasado, por la Procuraduría General de la República (PGR). Pero el gobierno de Enrique Peña Nieto decidió renovar o adquirir nuevas licencias de su uso y concentrarlos en la Secretaría de Gobernación.
La operación de esos equipos y programas invasivos está ahora en manos del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), el aparato de inteligencia del Estado mexicano que depende del titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), Miguel Ángel Osorio Chong.
En lo que va de la década, México se ha convertido en un gran mercado para programas de espionaje cibernético gubernamental como Pegasus, desarrollado por la empresa israelí —fundada por exmilitares de ese país— NSO Group y distribuido a través de terceros también de origen israelí, asociados con mexicanos que han vendido el software también a gobiernos estatales.
NSO es la empresa de vigilancia que ha desarrollado los sistemas más avanzados de espionaje que son vendidos sólo a gobiernos.
Pegasus ha sido distribuido en el gobierno de Peña Nieto y en varios estatales por medio de un enjambre de empresas vinculadas con Israel, según la información interna de esa firma que fue hackeada en 2015 y hecha pública por la plataforma WikiLeaks (Proceso 2019).
LA FUSIÓN
Como parte de los cambios en esta área realizados por el gobierno de Peña Nieto, el secretario de Gobernación quedó como el responsable del llamado Centro Nacional de Fusión de Inteligencia, donde se reúnen las actividades de ese tipo de la Sedena, la Secretaría de Marina (Semar), la PGR y la propia Segob a través del Cisen y la Policía Federal (PF).
Está integrado por cinco centros regionales en Nuevo León, Sinaloa, Veracruz, Colima y Guerrero. De acuerdo con fuentes consultadas del sector de seguridad, es el Cisen el que tiene el «switch access» para operar los equipos y sistemas, mientras que la Sedena, la Semar y la PGR tienen acceso restringido.
En su informe Estado de la vigilancia fuera de control, publicado en noviembre pasado por la organización no gubernamental R3D, «existe evidencia de que agencias del gobierno mexicano han adquirido el spyware de NSO Group. Diversa información apunta a que posiblemente la Sedena, la PGR y el Cisen habrían comprado el software de NSO».
La Sedena, la PGR y el Cisen son, en efecto, las dependencias que desde el gobierno de Calderón entraron en contacto con las empresas mexicano-israelíes distribuidoras del software de NSO Group, firma creada por exmilitares de élite de la unidad 8200, el Centro de Tecnología e Inteligencia del Ministerio de Fuerzas Armadas de Israel y en 2014 fue adquirida por el fondo privado Francisco Partners, de San Francisco, California.
GANCHOS OMINOSOS
La empresa israelí NSO salió a la luz internacionalmente cuando investigadores del Citizen Lab de la Universidad de Toronto revelaron en agosto del año pasado que había vendido su programa de intrusión Pegasus a varios países autoritarios o con pocos controles democráticos, entre ellos México, y que habían sido utilizados contra periodistas y activistas (Proceso 2078).
El lunes 19, The New York Times reveló algunos de los nombres de los afectados y sólo entonces hubo una reacción de deslinde del gobierno federal, pese a que el uso del software invasivo contra ciudadanos ya había sido hecho público desde hace dos años.
La intrusión ocurre cuando el «objetivo» recibe un mensaje electrónico en su computadora o dispositivo electrónico, que le provoca curiosidad o de plano son intimidatorios, como los que recibió Juan Pardinas, director general del Instituto Mexicano para la Competitividad, citado por el Times: «Oiga afuera de tu casa anda una camioneta con dos vatos armados, let tome fotos vealos y cuídese (sic)». Otro: «En la madrugada falleció mi padre, estamos devastados, te envío los datos del velatorio, espero puedas venir».