El fenómeno natural del niño y sus efectos devastadores, una vez más, han venido a poner en evidencia la vulnerabilidad del territorio agrícola hondureño ante los impactos del cambio climático, como también, la frágil institucionalidad en materia de política agrícola que ha caracterizado el accionar de los Gobiernos en las últimas décadas.
Quizás se podría considerar que no existe relación entre ambas situaciones, sin embargo, al analizarlos en función del contexto ambiental, social, económico y político, los dos eventos, nos incitan a tratar de comprender que el fenómeno de la sequía va más allá del impacto provocado por el cambio climático y que es necesario analizar y comprender el papel que han jugado los Gobiernos hondureños en temas relacionados con políticas agrarias y de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria.
El seguimiento que le ha dado el CESPAD, al contexto en los meses de junio-septiembre, arroja luces para comprender la problemática agrícola y crisis alimentaria que se esconde detrás del actual fenómeno de la sequía. Como datos preocupantes, citamos que hasta el momento, la sequía ha implicado la pérdida de un millón de quintales de maíz; 203 municipios de 13 departamentos sufren los efectos dejados por este fenómeno, mientras que 156 mil familias perdieron sus cultivos de primera este año.